Reconstruir la herramienta para ser Alternativa

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Documento que los Convencionales Nacionales del Distrito Ciudad Autónoma de Buenos Aires presentarán en Mina Clavero

La UCR como el único partido político nacional que ejercita la democracia interna mediante la participación de sus afiliados, mantiene viva su estructura orgánica y convoca a sus cuerpos deliberativos como lo hace hoy para esta Sesión Constitutiva de la Convención Nacional.  

Creemos que esta Convención tiene tres temas centrales a enfrentar: situación política nacional, conducta partidaria frente a los que a medias o del todo se fueron del partido y quieren volver, y propuesta de reforma a su organización interna. Todos estos temas están muy interrelacionados y exigen coherencia en la respuesta, sustentada en la voluntad de futuro que la inspire.

El marco nacional muestra un gobierno con incapacidad de aprovechar bien las excepcionales condiciones económicas de la coyuntura, encerrado en su soberbia y en arrebatos de delirio persecutorio, frente a una oposición disgregada, con excesiva presencia de personalismos mediáticos demasiado contradictorios para construir confianza duradera, y sólo dos partidos orgánicos -el socialismo y el radicalismo- enfrentando tensiones internas que deben resolver para avanzar. Para este último, esta Convención es la mejor oportunidad. Nuestro Partido tiene en esta oportunidad, la posibilidad de demostrar ante la sociedad en su conjunto, su voluntad de renovación y de alternativa política futura.

No es inteligente gastar energía en analizar y enjuiciar las motivaciones de los que se alejaron. Seguramente todos, ellos y los que nos quedamos, tenemos reproches que hacernos. Hay quien lo hizo por oportunismo, otros por ahogo en una estructura cada vez más rígida y oligarquizada, algunos por diferencias de criterio frente a la convivencia con el peronismo y los Kirchner, o por una mezcla de todas estas razones. Lo que también está claro es que muchos de ellos se fueron sin renunciar a ideas de color radical, en un partido y en un sistema político nacional donde desde hace mucho no hay discusión actualizadora de ideas.

No cabe duda que, agotado el rédito político gubernamental de la superación de la crisis, buena parte de la ciudadanía, desilusionada por los desplantes, busca una alternativa confiable para invertir su respaldo, y mira hoy a ver qué hacen y dicen los radicales, como ya ha sucedido antes en nuestra historia, y esta es una oportunidad. Pero una oportunidad no implica garantía de resultado, este depende de lo que hagamos y de lo que merezcamos, para superar legítimas desconfianzas.

La construcción de esa alternativa política, no necesariamente unipartidaria, exige edificar sobre afinidades reales, de pensamiento y conducta, no en meros amontonamientos electorales de coyuntura. Las alianzas son posibles y deseables, pero con identidades claras, previsibles para la ciudadanía. En este marco es indispensable la construcción de un radicalismo con capacidad de convocatoria, para lo cual el reingreso de los emigrados es positivo, siempre y cuando adhieran a los principios partidarios y al modelo de país que propondremos.

Pero importa mucho el cómo. Regreso implica compromiso explícito de trabajar para la  reconstrucción de un Radicalismo convocante, no una vuelta especulativa porque la fuerza del gobierno se debilita o la imagen de liderazgos mediáticos se opacan. Y una cosa es que sea sin reproches, y otra que implique pago de sobreprecios de mercado político, que premien el apresuramiento y desvaloricen y defrauden a los que soportaron las frustraciones quedándose.

Con estas responsabilidades a encarar por la Convención no parece oportuno sumarle la discusión de una reforma de la Carta Orgánica. No porque no sea indispensable, como venimos muchos insistiendo desde años atrás, sino porque de no haber avanzado más en algunos acuerdos se corre el riesgo de proyectar una imagen de partido atrapado en conflictos autistas de poder interno, desligado de los objetivos a cumplir en el plano nacional. Debiéramos pensar antes qué Partido queremos y sobre eso hay mucho que discutir.

Nos reconocemos reformistas en el marco del proceso de necesaria actualización partidaria como una posibilidad de dotar al partido de mayor consistencia, competitividad y legitimidad en sus estructuras y autoridades así como en el proceso de elección de sus candidatos en todos los órdenes y reivindicamos para la Honorable Convención Nacional la atribución sustancial en el proceso de reforma y actualización partidaria en el marco del cumplimiento de las prescripciones de la actual Carta Orgánica.

Para ello, un lapso de discusión interna más amplia sobre ejes troncales del tema aparece como indispensable. Además de discutir temas como modos de elección, es necesario profundizar en otros temas igualmente importantes como financiamiento, pertenencia partidaria y el nuevo perfil de partido y de sus afiliados, que son la sustancia que le da vida y condiciona mucho las reglas de funcionamiento interno. No incorporar otros temas sustanciales en la reforma no hace más que agudizar la reproducción de ciertos vicios de nuestra cultura política partidaria y nos pondrían en el riesgo de que un nuevo modelo de gobierno partidario resulte funcional a un esquema pernicioso de funcionamiento interno. No obstante, se puede avanzar en no pocos asuntos aún sin reforma, como por ejemplo, aumentando a dos las sesiones ordinarias del cuerpo e integrando los cuerpos directivos con paridad de representación de género, claro atributo de un partido moderno. Por todo ello, los Convencionales Nacionales por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reivindicando la representatividad y legitimidad de nuestro mandato surgido de un proceso transparente de elección interna con alta participación de los afiliados,

                                                                   Proponemos al plenario

1)     Que esta Convención se constituya en la oportunidad histórica para poner a la UCR en el camino de su reconstrucción y ante la posibilidad cierta de ser alternativa de gobierno en 2011, a través de un debate serio, profundo, sincero, en donde la solidaridad entre radicales, la buena fe, el espíritu de construcción colectiva y la lealtad a los principios y doctrina de nuestro partido sean el marco de las deliberaciones.

2)     Que como garantía de ese proceso y sobre la base de la legitimidad de los cuerpos orgánicos partidarios surgidos de la democracia interna se hace indispensable normalizar todos los distritos que hubieren sido pasibles de intervención, siempre que se encuentren superadas las causas que originaron las mismas, promoviendo – en ese caso – la elección de autoridades y constitución de cuerpos orgánicos en un plazo no mayor de 180 días.

3)     Que la Convención Nacional reasuma las facultades sancionatorias y de intervención a los distritos que fueran oportunamente delegadas en la Mesa Directiva del Comité Nacional, supervisando en forma conjunta con ésta el proceso de normalización tanto en términos políticos como administrativos de los distritos intervenidos en la actualidad hasta su normalización.

4)     Establecer en 2 (dos) Sesiones Ordinarias anuales las reuniones de este cuerpo

5)     Integrar los cuerpos directivos partidarios con paridad en la representación de Género

6)     Declarar la necesidad de la reforma, en sesión ordinaria convocada al efecto conforme el art. 40 de la C.O.

7)     Constituir una Comisión Especial de Actualización Partidaria con representación de todos los distritos y sectores internos para que en un plazo de 180 días considere, analice y proponga las posibles reformas al texto de la CO, con la participación de la mayor cantidad de distritos representados para la emisión de el o los dictámenes correspondientes para su consideración y su posterior aprobación.

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