No es PRO olvidar la basura en las calles
Una fundación y cooperativas de cartoneros denunciarán al gobierno porteño por no cumplir con la reducción de residuos.
Criticadigital.com.ar– En la ciudad de Buenos Aires, la basura es una deuda que huele mal. Mañana la Fundación Ambiente y Sociedad (FAS), la fuerza opositora Red por Buenos Aires y cooperativas de cartoneros denunciarán mañana ante la justicia porteña al gobierno de Mauricio Macri porque “no sólo no cumple con reducir los residuos que exige la Ley de Basura Cero de 2006, sino que el nivel de enterramiento en los rellenos sanitarios creció de modo alarmante”.
Según la demanda, “la cantidad de material que se entierra aumentó entre el 10% y el 15% en el último año”. En el gobierno porteño les echan la culpa a Ibarra y a Telerman.
La ley 1.854, de basura cero fijó objetivos para bajar los residuos en los rellenos sanitarios de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado. Hoy el 100% de la basura porteña va a parar ahí. Es un sistema en colapso que desata protestas contra la creación de nuevos rellenos.
La comuna se comprometió, por ley, a llegar al 2010 enterrando como máximo un millón de toneladas de residuos: 30% menos que en 2004, 50% menos en 2012 y 75% menos en 2017. Para llegar al 2020 con Basura Cero, sin enterramiento.
Los denunciantes dicen que las metas no se cumplirán y que el panorama será peor si no se toman medidas urgentes. De acuerdo a estadísticas de la Ceamse, organismo oficial de la ciudad y la provincia, en marzo de 2006 recibió 125.296 toneladas de basura, en el mismo mes de 2007 recibió 141.809 y en marzo de 2008, 156.262, lo que aumentó el gasto, que se paga por tonelada.
Basura Cero es un concepto mundial y un tema con el que Macri hizo campaña. Es una estrategia global para disminuir residuos en rellenos. Hay quien dice que es un sueño imposible: “La idea de basura cero no existe, es utópica. Y al PRO no le gusta que le marquen los tiempos”, dijo un funcionario que pidió reserva. ¿Cómo enterrar cada vez menos? Bajando el volumen de desechos domiciliarios, reciclando, reutilizando. Al acto íntimo de decidir qué arrojar al cesto de basura, los expertos lo llaman “separación en origen”.
Hay países donde las estrategias son meta nacional, como Nueva Zelanda. Y estados como California, que en los 90 se propusieron reducir a la mitad los residuos. Hoy el 70% de su basura va a reciclaje.
En las calles de San Francisco un porteño se sentiría un “analfabeto residual”. Allí hay tres tachos: reciclable, compostable y basura. Además pondría el grito en el cielo. Porque se paga por la basura que se tira, como un incentivo económico al reciclaje.
En Seattle, al vecino que tiró cosas reciclables, le dejan la bolsa y una advertencia: “hasta que no separes bien, no nos llevamos la bolsa”. “En estos países hay campañas permanentes. Se enseña a separar a través de la televisión, radio, folletos y estrategias de comunicación masivas. En Buenos Aires no existe, las campañas son muy pobres”, dijo Cecilia Allen de GAIA, una red de 50 ONG y 82 países.
Los contenedores para separar aparecieron en los barrios porteños y algunos vecinos no saben para qué sirven. Otros los usan para tirar hojas secas. Fabián Rodríguez Simón, jefe de gabinete del ministro de Medio Ambiente porteño, Juan Pablo Piccardo, dijo: “Tenemos 15 mil contenedores que abarcan el 25 por ciento de la ciudad. Antes de fin de año vamos a ‘contenerizar’ al 60 por ciento”.
Un grupo de legisladores, cooperativas de cartoneros y organizaciones ambientalistas consideran que el gobierno no hace todo lo que debería. “La política de basura porteña es una obra de terror con voluntad de cambio cero.
La demora en la aplicación de la ley puede dar lugar a la falsa idea de que es la ciudadanía la que no colabora. La Ciudad sigue sin respuesta al reclamo de los cartoneros para mejorar las condiciones en que realizan hoy la única actividad seria de recuperación y reciclado en Buenos Aires”, dijo Juan Carlos Villalonga, director político de Greenpeace.
Entre los reclamos está el control de la separación en origen de los residuos de los grandes generadores –que el gobierno dice se está ampliando– y la puesta en marcha de los centros verdes (de reciclado) previstos por la ley. Debían abrirse cinco, pero hay tres. Están en manos de cartoneros, que se quejan por la falta de infraestructura. Rodríguez Simón explicó que “las administraciones de Ibarra y Telerman nos dejaron un 10 por ciento más de basura. Nos piden informes firmados por ex funcionarios ibarristas. Recién llevamos 6 meses de gestión”.
En las próximas semanas, adelantó el funcionario, se regulará la actividad de los cartoneros: “habrá un plan de reciclado, vamos a impulsar la cooperativización.
Exigiremos que no trabajen menores en la calle, que no usurpen espacios públicos, les daremos uniformes y mejoras logísticas. Parece que hay demora en el cumplimiento, pero no es cierto”. Las organizaciones –entre ellas FARN– denunciaron que la cartera ambiental porteña les recortó la participación en el tema Basura Cero. Algo que calificaron de “vergonzante”.