La UCR postergó la definición sobre Cobos

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Invitó a que vuelvan \»los que quieran\», pero con condiciones

Lanacion.com.ar      Al final, la partida política del radicalismo terminó en tablas, y todos en paz; por lo menos hasta la siguiente convención nacional. Las puertas del partido quedaron entreabiertas para un posible regreso de Julio Cobos, pero le puso condiciones. Y nadie pidió que el vicepresidente volviera, con sus altos índices de imagen positiva, al centenario partido.

Durante los dos días que duró la convención nacional de la UCR nadie mencionó, por lo menos en las deliberaciones públicas, el nombre de Cobos, lo que convirtió el encuentro en un certamen de eufemismos para referirse, tanto para apoyarlo como para criticarlo, al ex gobernador de Mendoza que se abrazó al kirchnerismo en las últimas elecciones.

El frágil equilibrio alcanzado ayer fue coronado con un documento que hace hincapié en el principal elemento aglutinador del partido por estos momentos: un claro perfil opositor al kirchnerismo y a su quinquenio en el poder (ver aparte).

La imagen del empate quedó reflejada en el abrazo final entre el titular del comité nacional, el senador jujeño Gerardo Morales, y el bonaerense Leopoldo Moreau. Fueron los principales protagonistas de la pulseada.

Morales debió resignar su pretensión de reformar la carta orgánica de la UCR, una suerte de constitución del partido, para convocar a elecciones partidarias mediante un sistema de colegio electoral, en el que todas las provincias quedaban representadas por la misma cantidad de electores, como una forma de licuar el poder de los grandes distritos como Buenos Aires, Capital Federal y Santa Fe.

A cambio, obtuvo el consenso necesario para imponer dos reformas partidarias más que novedosas: la definición de que las bancas legislativas son del partido y no de los representantes elegidos y la aplicación de la ley de ética pública para los dirigentes de la conducción del partido, lo que obligará a sus autoridades, entre otras disposiciones, a exponer sus declaraciones juradas de bienes.

Moreau, por su parte, debió ceder en su intención de que el partido declarara en esta ciudad una amnistía total contra los dirigentes que se unieron al kirchnerismo desde 2003 a la fecha y el levantamiento automático de las intervenciones dispuestas por la gestión Morales a las provincias que se sumaron a la Concertación Plural de Néstor Kirchner (Río Negro, Mendoza y Corrientes).

Esta propuesta fue puesta en la mesa de negociaciones por el senador rionegrino Pablo Verani, y contó con la anuencia silenciosa de Moreau, Marcelo Stubrin y Enrique Nosiglia. Ernesto Sanz y el titular de la UCR cordobesa, Mario Negri, aliados de Morales, protagonizaron las febriles negociaciones que terminaron cerrándose tras bambalinas. Una definición nunca mejor aplicada ya que el acuerdo se alcanzó en uno de los camarines del auditorio Milac Nariva, sede del encuentro partidario.

Por lo pronto, los dos días de deliberaciones radicales arrojaron un empate técnico en el debate sobre el posible regreso de Cobos. Por un lado, el documento final del partido dejó una puerta abierta para el vicepresidente. Así lo manifiesta uno de los párrafos finales de la declaración en el que, en virtud de cumplir el objetivo de "disputar el Gobierno" que se trazó ayer la UCR, se realiza una convocatoria "a todos aquellos hombres y mujeres que se sienten identificados con los principios y valores del radicalismo". Pero también hubo claras señales de que cualquier regreso tendrá que concretarse cumpliendo ciertas condiciones.

"Ciertas reglas"

"Tenemos la firme convicción de abrir las puertas del partido, pero también que quede claro que no son puertas giratorias; hay que cumplir ciertas reglas", sentenció Morales.

Lo secundó Oscar Aguad, jefe del bloque de diputados nacionales, que criticó a los que "desertaron mientras el kirchnerismo intentaba liquidar al radicalismo", y los definió como "los que [Leandro] Alem llamaba los impacientes del poder".

Pero el discurso más duro fue el de Sanz. Coincidió en que "las puertas están abiertas", pero aclaró que "adentro [del partido] no hay una banda de desesperados por las encuestas positivas".

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