Una Concertación muy desconcertada

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Cuando falta un año para las presidenciales, el gobierno de centroizquierda perdió las elecciones municipales en las cinco mayores ciudades de Chile.

CríticaDigital.com.ar – Después de 15 votaciones democráticas en Chile, la de ayer fue la primera en la que la oposición derechista redujo a un 1% la tradicional ventaja del 10% mantenida por la Concertación desde 1990. Durante la última semana, todos los partidos se declaraban ganadores de las elecciones municipales, que percibían como un ensayo para las presidenciales de 2009. Aun antes del comienzo de la votación, el gobierno de centroizquierda de Michelle Bachelet reconocía que en el mejor escenario obtendría apenas una débil ventaja de cinco puntos sobre la reciente alianza de derecha. Al perder en los municipios más importantes –entre ellos, las mayores ciudades del país: Santiago, Concepción, Viña del Mar, Temuco y Valparaíso– y obtener un 38% del total de los votos en lugar del 45% esperado, el ya debilitado gobierno de la Concertación se verá obligado a cambiar bruscamente las políticas de su gabinete si quiere asegurar la continuidad de la presidenta socialista Michelle Bachelet.

“La gente expresa lo que siente y nosotros tenemos que respetarlo”, dijo en la primera admisión pública de la derrota el canciller Alejandro Foxley, antes de ingresar en una reunión de ministros que evaluaría las reformas políticas. Mientras tanto, la Democracia Cristiana cancelaba los festejos previstos en su sede nacional y el presidente de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), Juan Coloma, aseguraba que “los resultados han sido espectaculares”.

El oficialismo llegó a las elecciones dividido en dos sectores, una Concertación Democrática, formada por sus dos integrantes mayoritarios –la Democracia Cristiana y el Partido Socialista–; y otra Progresista, reunión del Partido por la Democracia y el Partido Radical Social Demócrata, que así se aseguran obtener una cuota mayor de cargos. Entre tanto, ingresaron en la escena política varios grupos independientes y otros integrados por disidentes de la Concertación, como los partidos Regional Independiente o Por un Chile Limpio. Para evitar un ascenso aun mayor de la derecha, la Concertación firmó con el PC un inusual “pacto de omisión”, en que ambos partidos se comprometían a apoyar en 25 comunas a un solo candidato a alcalde. Según estimaba, ese acuerdo le permitiría obtener un 45% de los votos, manteniendo apenas una diferencia de cinco puntos sobre la oposición de derecha. Así, también evitaría declararse derrotada.

En Santiago, donde se esperaba la victoria del democristiano Jaime Ravinet, los candidatos debieron enfrentar una campaña complicada por protestas de estudiantes, empleados públicos y serios problemas de contaminación y transporte. El triunfo tomó por sorpresa aun al propio candidato de la derechista Alianza por Chile, Pablo Zalaquett (UDI). Al mediodía, cuando votó después de fuertes peleas con votantes que lo obligaron a ocupar su lugar en la fila, el ingeniero comercial todavía se mostraba poco triunfalista. “Que sea lo que Dios quiera, pero tengo fe en que voy a ganar”, afirmó mientras eludía monedas y botellas que le arrojaban sus vecinos enfurecidos.

La gran cantidad de candidatos retrasa el escrutinio de votos. A eso se suman las demoras provocadas por falta de capacitación de los fiscales y las detenciones a personas que se negaron a ser autoridades de mesa o repartieron propaganda durante la veda electoral. También hubo tres amenazas de bomba en liceos de San Bernardo y La Florida, que el intendente Álvaro Erazo calificó como “habitual” en las elecciones de la capital y forzaron a destacar vigilancia militar sobre los “útiles de votación” y los fiscales

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