Sin margen para repetir errores
El antikirchnerismo pronostica escenarios terroríficos para 2009. El kirchnerismo bobo ve conspiraciones en los comentarios que encienden luces de alerta. El matrimonio presidencial recibió las últimas planillas de la recaudación. Y un diagnóstico preciso sobre una economía con tendencias recesivas. Las cifras que desvelan a Kirchner.
Gurkas de la City, acá y en Nueva York, como Cottani, y antikirchneristas a ultranza asustan con escenarios terroríficos para el año que recién comienza.
El kirchnerismo bobo sólo ve fantasmas y conspiraciones de los medios de comunicación en cualquier comentario que encienda luces amarillas o rojas, que las hay por doquier, en el horizonte de la política oficial en el año electoral.
Los anti-K que se entusiasman con los pronósticos apocalípticos se enojan con la definición de kirchnerismo bobo: “No hay bobos, son todos ladrones”, se quejan.
Los kirchneristas bobos, que se dan por aludidos, se ofenden y asocian a éste y otros periodistas con supuestas operaciones destinadas a debilitar al Gobierno a instancias de grupos periodísticos, Carrió, Cobos y los “sectores agrofinancieros”.
Anti-K y kirchneristas bobos piden tomar partido. “¿Por qué no te jugás?” “¿No puedo entender de qué lado estás?” “¿Por qué no avisás que esto explota?” “Sólo criticás por criticar, porque te pagan para ser un periodista opositor.”
Unos y otros sólo quieren que el periodista se defina, que tome posición: oficialista o antikirchnerista. Tomar partido es propio del periodismo militante. En Argentina el periodismo militante abunda: a la derecha, a la izquierda, en el kirchnerismo y entre los anti-K. Y también están los eclécticos, que militan sólo guiados por intereses monetarios, tanto en las filas K como anti-K.
El periodista, sin adjetivos, critica y elogia según su opinión y formación. Pero mucho más interesante, accede a fuentes –oficiales, académicas, empresariales– que permiten ampliar el menú de información al lector, para que éste saque sus propias conclusiones.
La expresión kirchnerismo bobo fue acuñada desde los tiempos de la crisis del campo por un alto funcionario kirchnerista. Se refería a aquellos que construían una realidad, que no era la que se discutía en las entrañas del poder.
Para el kirchnerismo bobo, la foto de la historia se congela con Kirchner y Moreno bajando de Sierra Maestra. Es, por ejemplo, la imagen de Kirchner con la pancarta de “Clarín Miente”. Pero olvidan que hace un año fue Kirchner –con la ayuda de Moreno– quien, a pedido del Grupo Clarín, aprobó la mayor fusión de la historia de las telecomunicaciones: CableVisión-Multicanal, salteando la opinión de los técnicos de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.
Volvamos a los escenarios para 2009. En Olivos son conscientes de que los desafíos por delante son muy distintos a los que imaginó Cristina cuando asumió. Se resumen entre tres objetivos: sostener los niveles de actividad y empleo; revertir las expectativas negativas de consumidores y empresarios; y administrar la escasez de dólares, en un contexto de menores exportaciones y fuga de divisas.
Problemas de 2008, como la inflación, las dificultades energéticas y los reclamos salariales pasarán a un segundo plano. Un ex ministro de Economía kirchnerista cree, incluso, que si la caída del consumo es muy profunda, la inflación real podría ser de 5 o 6 por ciento, como en 2003.
En 2009, también habrá que administrar las estrechez en las provincias, justo en el año electoral. Según un informe de Economía y Regiones, 2008 cerró con un déficit financiero superior a 2.000 millones en la provincia de Buenos Aires. Este año, el agujero podría triplicarse. La tendencia deficitaria llegaría, después de cinco años, a las provincias más chicas, donde la recaudación tributaria flaquea por la crisis de las economías regionales.
Más aún, hace dos semanas, las versiones de que Cristina anunciaría una suma fija para empleados públicos provocó la reacción de varios gobernadores, que se apresuraron a llamar a Olivos para abortar la iniciativa.
Temían que esa concesión para la administración nacional generara reclamos de estatales en sus comarcas.
Desde la Rosada, se buscará compensar a los gobernadores afines con proyectos de obra pública, que habían sido paralizados antes de la estatización de las AFJP y que fueron reactivados en las últimas semanas. Pero, aún con los $ 15.000 millones adicionales que embolsará la ANSES en aportes previsionales, el margen de acción de la administración K para financiar una política fiscal expansiva estará condicionada por la marcha de la recaudación.
INTERROGANTE. El flamante titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, ya informó al matrimonio presidencial los números de la recaudación tributaría de diciembre. Los ingresos fiscales fueron 6% mayores que los de noviembre y 22 por ciento superiores a los de diciembre de 2007. Los datos trajeron cierto alivio en la Rosada si se comparan con el derrumbe de noviembre. Pero todavía muestran señales de alarma.
Primero, la recaudación de impuestos del comercio exterior (retenciones y aranceles de importación) cayó 30% en relación con diciembre de 2007. La baja se explica por la caída vertical del precio del petróleo. Pero también disminuyen las exportaciones, en volumen, ante el cierre de mercados externos. En segundo lugar, aun si la recaudación se estabilizara con incrementos del 20% –frente a aumentos del 40% que mantenía a mitad de año–, esto obligaría a ajustar la tasa de crecimiento del gasto público, que durante casi todo 2008 superó el 35 por ciento.
En las planillas de la AFIP se refleja el aumento de ventas para Navidad, que abre un interrogante hacia el futuro. Fueron ventas, con importantes descuentos, motorizadas por la liquidación de stocks. La pregunta es qué va a pasar en los próximos tres meses, cuando haya que reponer los stocks. La buena noticia es que, con baja de precios, reaparece cierta demanda. Pero la duda es si, a partir de febrero, los empresarios van a apostar a elevar la producción, cuando se queden sin existencias. En los principales despachos del equipo económico, los pronósticos oficiales sobre el nivel de actividad del próximo semestre giran alrededor de esta discusión.
“Antes se podía recaudar viendo la pantalla de la computadora, detrás de un escritorio. Yo estoy acá para apuntalar la recaudación en otro escenario: una economía que no crece, con caída del comercio exterior y sin inflación”, se le escuchó decir a Echegaray a sus colaboradores, cuando asumió el cargo esta semana. Un diagnóstico preciso de la economía que viene del propio riñón del kirchnerismo. El funcionario, un pingüino puro –como le gusta definirse– admitió, en privado, además, que su función será “recuperar la percepción de riesgo” entre los contribuyentes, que tanto el blanqueo de capitales como la moratoria impositiva erosionan. “Tenemos que mostrar que no se relajan los controles. Al contrario, hay que volver a perseguir a los evasores que se queden afuera”, aseguró.
La otra pata de la gestión Echegaray será imponer restricciones a las importaciones, para proteger los niveles de producción domésticos.
El reemplazo de Claudio Moroni en la AFIP estaba previsto para marzo, pero la preocupación de Néstor Kirchner por la salud de la caja adelantó los tiempos.
SIN MARGEN. Como ya se contó en esta columna, pese a las advertencias de los gurúes de la City, en 2009 no es inexorable un nuevo default ni mucho menos. El Gobierno planea anunciar en los próximos días la reprogramación de préstamos garantizados con un grupo de bancos. Y aun si no lograra destrabar financiamiento de organismos como el Banco Mundial y el BID, en el peor de los casos podría recurrir a parte de las reservas para pagar vencimientos de la deuda, que suman unos 19.000 millones de dólares. De esos fondos, entre el superávit fiscal y la reprogramación de PG, sólo restaría cubrir 5.000 millones.
Tampoco se vislumbra un descontrol cambiario. Pero, entre los economistas del oficialismo, crecerá el debate interno sobre cómo escapar al atraso cambiario, frente a la megadevaluación de Brasil y el desplome del precio de las commodities.
Las cifras de actividad en noviembre marcan una caída preocupante de la construcción (-5,8%) y un estancamiento de la industria manufacturera (0%). Como consuelo, según The Economist, en los últimos dos meses de 42 países relevados, en 32 se hundió la producción industrial.
En 2008, la administración K acumuló una larga lista de errores que transformaron un año con precios internacionales récord y una transición ordenada en una montaña rusa. Si el manejo de la economía depende, como dice un consultor, de un combo de “herencia, mérito y suerte”, en este año habrá que hacer puro mérito. No habrá espacio para repetir errores.
