La moneda está en el aire
Las consecuencias de la muerte de Néstor Kirchner para el gobierno y la oposición. Se abre un panorama de difícil pronóstico. Algunos indicios. Por Escenarios Alternativos.
EscenariosAlternativos.org – La muerte de Néstor Kirchner provocó la dislocación del escenario político nacional, aunque no causó ni el colapso de las acciones –todo lo contrario – ni perturbación alguna de la marcha económica, tal vez como confirmación de que “el modelo” depende escasamente de la voluntad del ocupante de la Casa Rosada, beneficiado hoy por una ola de crecimiento que recorre toda América del Sur, tanto con populismos de derecha como de izquierda, en la tipología preferida del intelectual oficialista Ernesto Lacleau. Tampoco movilizó acciones “destituyentes” como aquellas que se imaginaron a comienzos del 2009.
La gestión de Cristina Fernández, acicateada por el asesinato de Mariano Ferreyra, el desborde sindical, la inflación, las derrotas legislativas, la rebelión de los intendentes peronistas del conurbano y la sospecha sobre la lealtad de Daniel Scioli, se “reseteó” a partir de este evento inesperado –aunque no del todo imprevisto – que cambia el panorama tanto para el elenco presidencial como para la oposición, algunos de cuyos referentes basaron su emergencia oponiéndose a la figura de Néstor Kirchner.
La actitud de la presidente, los actos funerarios que congregaron a miles de personas sin que sea necesario aquí hacer un análisis sociológico de las muestras de la multitud, sus intenciones y significados, establecieron una nueva plataforma de lanzamiento o relanzamiento del último tramo del kirchnerismo, trocado ahora en postkirchnerismo. Es normal que desde la Casa Rosada se haga el esfuerzo de capitalizar políticamente la movilización popular, incluso intentando elevar a Kirchner al rango de mito. También es comprensible que la televisación de las exequias, cuidadosamente elaborada, haya destacado la figura de Máximo Kirchner y la agrupación “La Cámpora”, como posibles entornos nuevos de la presidente. Sin embargo, no pasan de ser estrategias políticas que podrán o no cuajar en el futuro.
Lo que es seguro es que habrá que lidiar con todos los problemas preexistentes, a los que se suma el “armado” político del postkirchnerismo y la relación con el peronismo disidente, en el marco en el que una cosa es segura: el postkirchnerismo será más de lo mismo.
Las consecuencias inmediatas
Es dable esperar que el rearmado político tenga un impacto sobre la gestión de algunos asuntos y que compromisos contraídos por Néstor Kirchner no se reconozcan o sean puestos en entredicho.
En principio, la única relación política fuera de toda duda es con “La Cámpora” y los organismos de derechos humanos que siempre estuvieron al lado del matrimonio, mientras este estuvo en el poder central. Nada muy sólido, en ese plano, para gobernar un año. La relación con Daniel Scioli sigue tensa, más aún luego de la reunión de este con los intendentes bonaerenses, vista desde Olivos como un acto de fuerza. Con Hugo Moyano, tampoco están claras las relaciones. En principio, en la primera sesión de la Comisión de Trabajo que trató el controvertido proyecto de compartir las ganancias de las empresas con sus trabajadores, al líder camionero lo dejaron sólo. Los diputados del FPV desertaron y del oficialismo sólo estuvieron presentes los diputados de extracción gremial.
Por el lado de la economía, si bien es cierto que el ministro de economía real era Néstor Kirchner, no es menos cierto que con la soja tocando los 500 dólares la tonelada y haciendo algunas leves concesiones como la del ministro Florencio Randazzo acerca de la inflación, el próximo año no presenta inconvenientes serios.
Los próximos meses serán decisivos, tanto para el oficialismo como para la oposición para conocer los alineamientos que logre la presidente y el tipo de liderazgo que asuma. Cabe recordar una idea de Ricardo Sidicaro: “Desde el menemismo, el peronismo quedó desarticulado. Si uno le preguntara a cada uno de los sectores que apoyan al oficialismo por qué están ahí, cada uno respondería que está por razones distintas. Las Madres de Plaza de Mayo no se bancan a los sindicalistas, los piqueteros no quieren a los caudillos del interior. Lo que hay, entonces, es una suspensión coloidal. Como en un medio fluido donde flotan partículas, que no se tocan, pero están juntas, en el kirchnerismo todos se mueven juntos, pero no se tocan, en realidad, porque los separa la historia y el lugar desde donde provienen”.
Con este panorama y en el actual contexto, los flóculos se mantendrán separados, con lo que la unidad del peronismo aparece lejana. Es cierto que los gobernadores frenaron su tendencia a adelantar las elecciones del 2011, olfateando que una foto con Cristina hoy paga mucho más que la que querían evitar con Néstor, pero todos saben que falta mucho para ese momento y habrá que esperar para saber si esa cotización se mantiene. El senador Carlos Reutemann se afilió a esa tendencia renunciando a la coordinación del Peronismo Federal en el que sólo Eduardo Duhalde confirmó su candidatura presidencial.
Partiendo de este razonamiento, que también habla de la inconsistencia del sistema de partidos, reducidos al juego personalista del kirchnerismo y anti kirchnerismo, la oposición peronista ha sufrido un golpe. El peronismo “federal” en su última reunión mostró desavenencias – casi fracturas – con respecto al rumbo a seguir. La propia Elisa Carrió “desapareció” junto con Kirchner, para luego hacer unas declaraciones más ligadas a la vida privada de las personas que a los asuntos públicos. Y el macrismo, cercado por los problemas legales y de gestión mostró una conducta sospechosa frente al debate del Presupuesto, ausentándose luego de haber dado cuorum, ve diluidas sus chances de saltar de la Ciudad a la Nación.
La UCR y el socialismo, en cambio, han estructurado espacios de oposición argumentada no en los “modos” del difunto presidente, sino en el fondo de las políticas llevadas adelante en estos años y en las formas poco institucionales que adoptó el oficialismo. Ese es uno de los motivos por los cuales este espacio se ve menos afectado y más fortalecido ante el desafío del postkirchnerismo.
El Congreso
Dentro del nuevo panorama, no pareciera que el papel del Poder Legislativo fuera a cambiar mucho, tanto por el papel que le asigna el peronismo gobernante como por la cercanía con el receso.
En el debate por el Presupuesto en el que la UCR y sus aliados dieron cuorum para tratar un asunto de vital importancia para la marcha de los asuntos públicos, la ausencia del número de diputados oficialistas para aprobar el dictámen de comisión fue producto de la situación de debilidad legislativa del kirchnerismo registrada desde la nueva composición de la cámara. Pero, además a esto se le suma la evidente dificultad de sus operadores para el armado político, primera señal de debilidad –en esa área- del postkirchnerismo.
Las presiones desplegadas desde la Casa Rosada, calificadas de escandalosas por algunos medios que hicieron eco a las denuncias de legisladoras presionadas, no tuvieron éxito. Más allá del destino final de este debate, queda claro que en este, como en otros casos, la moneda está en el aire.
