Expropiación de Recursos

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Por Guillermo Locane

Claro, sencillo, contundente. El texto del artículo séptimo de la ley sancionada por el Congreso, es el siguiente: “Transfiérese en especie a la Administración Nacional de la Seguridad Social los recursos que integran las cuentas de capitalización individual de los afiliados al Régimen de Capitalización del Sistema Integrado de Jubilaciones…….”. Esas pocas líneas significan casi 95.000 millones de pesos de capital y por lo menos mil millones de pesos por mes de recursos que pasan de la administración privada a la estatal. Pero además significan un mecanismo jurídico que en la práctica podría asimilarse a una variante de la clásica expropiación y colectivización de activos económicos, justificada con otros argumentos. Para el diario The New York Times, que tituló “La Argentina nacionaliza unos 30.000 millones de dólares en fondos privados de pensión”, se trataría de “la primera vez en que un gobierno de América latina expropia efectivo”.

La operación ha sido tan exitosa, que si el gobierno pretendiera usar esta base jurídica como mecanismo para nuevos objetivos, tendría que, simplemente, adaptar la redacción para cada actividad que se quisiera traspasar a la órbita de la administración estatal y disponer los organismos o entes que recibirían esos recursos. Pongámosle, por ejemplo, un ente donde la CGT reciba y administre los fondos de las ART. Otro: Las Explotaciones Agropecuarias. Con pocos retoques, la ONCCA podría ser el administrador. Y el Banco Nación, por supuesto, debería ser el que reciba -y en adelante administre- la masa de los Depósitos a Plazo Fijo del sistema bancario.

¿Por qué no? Argumentos hay de sobra. Las ART son un invento del neoliberalismo de los noventa  con el que -por suerte- nadie de este gobierno tuvo, nunca, nada que ver. Las explotaciones agropecuarias, ya sabemos lo que son: un bastión de la peor oligarquía. Si las administra el estado, entonces ahí sí que no va a faltar carne ni milanesa de soja en la mesa de los argentinos. Y de los bancos, mejor ni hablemos. Hay toneladas de argumentos para darles por la cabeza. Tampoco es necesario abundar en detalles con respecto a esos ahorristas de plazo fijo que especularon toda la vida y hoy están viendo cuando se pasan al dólar para provocar corridas y terminar de perjudicar al gobierno popular.

Votos en el Congreso, tampoco faltan. Está la bancada oficial más los progresistas de siempre. Todo se podría anunciar con un gran acto en Plaza de Mayo, con artistas invitados (obligatorio presentar  factura).

¿Qué pensarían en el mundo? ¿Y qué más podrían pensar? Ya no escandalizamos a nadie. Si hasta hay un zapatero español que terminó de entender las ficciones de su admirado Borges, viendo gobernar a la pareja de Santa Cruz.

Usted podrá decir: No dé ideas. Pero, sabe una cosa, parecería que no es solo cuestión de ideas. Es más complejo el asunto. Es casi genético. Ya se lo explicó el escorpión a la rana, hace mucho, muchísimo tiempo.

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