Desviar la atención en un falso debate
Por Hipólito Solari Yrigoyen.
La Nación – El discurso de la Presidenta para abordar el tema de Papel Prensa ha sido una clara amenaza al futuro de la prensa independiente. Este no es un hecho nuevo y aislado, sino que viene a agregarse a una larga serie de medidas tomadas contra los medios, que no se prodigan en repartir alabanzas a quienes gobiernan y que no titubean en formularles críticas cuando lo creen conveniente.
El Gobierno no tolera las críticas, y por eso está creando una red de medios de difusión adictos, condiciona el acceso a las fuentes de información y maneja la publicidad oficial favoreciendo a los amigos y discriminando a quienes considera enemigos, en una clasificación maniquea que se refleja también en otros ámbitos de las actividades oficiales. Con su anterior mayoría parlamentaria, el partido gobernante aprobó una ley de medios que estableció el control de contenidos a cargo de una comisión con mayoría gubernamental, entre otras normas de dicha ley, que han cercenado la libre expresión.
Las palabras de Cristina Kirchner anuncian futuras medidas contra la prensa no enrolada con el gobierno. Es también una advertencia contra posibles disidencias y una manera de fomentar la autocensura entre quienes, para sobrevivir, no pueden prescindir de la publicidad del Estado. Cabe preguntarse cual será el próximo paso de esta escalada. ¿Pretenderá el gobierno, en definitiva, distribuir el papel como hace con la publicidad?
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, que tiene rango constitucional y es obligatoria para la Argentina, trata expresamente el tema, señalando que no se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales de papel para periódicos o por cualquier otro medio encaminado a impedir la circulación de ideas y opiniones.
La libertad de prensa se encuadra en el derecho a la libertad de expresión. Es un derecho fundamental que comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, por cualquier procedimiento, es decir, en forma impresa, oral o escrita. La libertad de prensa no admite censura. Los derechos humanos son universales y sólo con su respeto los seres humanos pueden vivir con la dignidad propia a su naturaleza. Si el Gobierno pretende controlar el papel, base de la existencia de la prensa escrita, viola la libertad de expresión.
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Día tras día, se va deteriorando en la Argentina el sistema democrático y republicano. La legitimidad de origen que tiene el actual gobierno surgido de la soberanía popular se va perdiendo, al apartarse del respeto a la Constitución nacional, que la Presidenta está obligada a respetar conforme al juramento que prestó al asumir su mandato.
Cristina Fernández de Kirchner citó en su discurso la existencia de un informe de 26.000 páginas titulado Papel Prensa: la verdad, que pone en duda la propiedad legítima de las acciones clase A, la mayor parte de las cuales pertenece a los diarios Clarín y LA NACION. Si bien los argumentos de la posición oficial en esta materia son insuficientes y contradictorios, será la Justicia quien deba analizar y esclarecer el tema.
No se puede desviar la atención de lo argentinos para entrar en un falso debate que nos aparte de la defensa de la libertad de expresión y de los nuevos peligros que se ciernen sobre ella lanzados por un gobierno que no respeta y viola este derecho humano fundamental.
Ex vicepresidente del Comité de Derechos Humanos de la ONU
