Programa de Acción Política UCRCapital 2008
Nueva Versión del Documento Base para la disusión, en el marco del 25 aniversario de la recuperación de la Democracia.
En el marco del proceso de renovación partidaria iniciado el año pasado, desde la Mesa de Conducción de la Unión Cívica Radical entendimos que era esencial la elaboración de un Programa de Acción Política para el año 2008.
Nos propusimos elaborar un documento altamente consensuado. Convocamos a la totalidad de las presidentas y presidentes de los comités seccionales, con quienes mantuvimos reuniones a tal efecto. Y también consultamos a un conjunto de afiliadas y afiliados que vienen aportando ideas de un tiempo a esta parte.
La consecuencia de esos encuentros y consultas fue la elaboración de este documento base para la elaboración del Programa de Acción Política para el año 2008 de la Unión Cívica Radical de la Ciudad de Buenos Aires.
Nos pareció oportuno realizar un brevísimo repaso de las reflexiones que provocan estos 25 años de democracia, especialmente desde los aportes que la UCR ha hecho para la construcción de una sociedad mas justa.
Creemos que la UCR debe ratificar su papel opositor tanto a nivel nacional como en el ámbito de la ciudad. Por ello es preciso avanzar en el diseño de un programa de acción política que sirva para reafirmar la posición de nuestro partido, desde un soporte ideológico claro.
Este instrumento será de vital importancia a la hora de propiciar el diálogo con aquellas fuerzas políticas que tengan similares visiones sobre la realidad de nuestra ciudad y de nuestro país y los métodos de afrontar la práctica política en 2008.-
1. El país:
Ingresamos en el primer cuarto de siglo ininterrumpido en democracia de nuestra historia, desde la implantación de la Ley Sáenz Peña.
Hemos atravesado no sin zozobras, momentos críticos a partir de 1983. Primero, las crisis militares inspiradas por los cuadros intermedios de algunos sectores de las FFAA, luego las durísimas crisis económicas y la consiguiente violencia social que desataron, con consecuencias estructurales en nuestra sociedad, difíciles de corregir.
Hoy asistimos a una economía de características más estables, con mucho mas consumo; superávit fiscal; un tipo de cambio favorable para hacer crecer la producción y el empleo, en un contexto internacional con mayor competitividad. Una realidad regional donde ha vencido definitivamente la continuidad democrática y un mayor entendimiento y posicionamiento como bloque Mercosur, previo paréntesis con el conflicto por las pasteras con la primer experiencia “frenteamplista” en Uruguay.
Estos datos son auspiciosos y tienen sus antecedentes. El primer gobierno democrático de este período con el liderazgo de Raúl Alfonsín, impulsó los esbozos de un bloque regional junto a Tancredo Neves primero y luego con José Sarney, desde Brasil.
Cerró las etapas de desencuentro con la República de Chile, a través de una consulta popular donde fue apabullante la aprobación de los tratados limítrofes.
Fue también a mediados de los ´80, que se sembró la prédica en favor de la paz y el desarme en el mundo con el “Grupo de los Seis”, donde confluimos con los líderes de Grecia, India, México, Suecia y Tanzania y demandamos a las grandes potencias el cese de los ensayos nucleares.
Los juicios a los miembros de las juntas militares que asolaron la segunda mitad de los ´70 y a comienzos de los ´80, nos llevaron a la infructuosa guerra de Malvinas. El fin de la censura a los artistas, las expresiones culturales y los medios; las leyes de divorcio vincular y la autoridad de padres compartida; la normalización de las universidades nacionales a través de la reimplantación de los postulados de la Reforma del ´18 y los planes alfabetizadores también son parte del grato recuerdo del gobierno de la Unión Cívica Radical, que ya se inscriben en la historia.
Muchos de estos hitos de nuestra incipiente democracia junto a la activa participación dentro del bloque de países no alineados, fueron echados por la borda con la llegada al poder del justicialismo en 1989.
El modelo neo-conservador abrazó la gestión del PJ, “relaciones carnales” mediante nos ligó a los EEUU y decidió reabrir relaciones diplomáticas con el Reino Unido, sin condicionantes. Así terminó Argentina entrampada en conflictos bélicos como el del Golfo Pérsico en forma inexplicable.
Sobrevino la venta escandalosa de los activos públicos donde el Estado nacional vio escurrirse de las manos, suelos, tierras, caminos, empresas y trabajadores. Inversiones, que como en el caso de YPF, eran modelo en el mundo entero y constituían verdaderas potencias en el marco de las empresas del sector en Latinoamérica.
El congelamiento de salarios y haberes jubilatorios, la desocupación y la exclusión, son la foto de los ´90 en el imaginario colectivo.
El deterioro de la economía, con su consiguiente crecimiento de los índices de pobreza y marginalidad, comenzaron a configurar una Argentina distinta, donde se disparó la inseguridad y la criminalidad en forma alarmante.
Para los radicales, quedó así conformada una nueva década infame.
Sin embargo, estas transformaciones fueron posibles gracias a un consenso social innegable que quedó reflejado en la holgada reelección en primera vuelta de 1995, donde quedamos terceros, detrás de una nueva fuerza política surgida de las entrañas del mismo PJ.
Merced a una construcción política diseñada desde la UCR, fue posible sacar al PJ del poder en 1999. Fue esa la primera y única vez en que el justicialismo perdió una elección mientras ejercía el gobierno y se retiró sin mediar un quiebre institucional.
Una mala gestión; un gestor que no cumplió el rol que le adjudicaron sus votantes y una pésima coyuntura económica hicieron que el gobierno de la Alianza fracasara. Aún hoy, pagamos electoralmente sus consecuencias desde la UCR.
Vale decir que muchos de los funcionarios que llegaron al gobierno de la Alianza desde el FrePaSo, han mutado en un rápido retorno a las filas justicialistas y hoy son encumbrados hombres y mujeres de gobierno.
Es innegable que algunos actores políticos poco hicieron por la continuidad del gobierno de la Alianza o por una administración de emergencia consensuada y se favorecieron con la caída del gobierno, sin importarles las consecuencias graves que ello acarreó indudablemente..
Sin temor a equívocos, podemos decir que el sistema democrático se salvó por muy poco de la anarquía. Y fue a través de ambas cámaras legislativas, de las mismas estructuras partidarias y de su dirigencia, que se logró reencausar en paz el marco institucional y se resolvió el grave conflicto económico y social en el que estábamos sumidos todos.
Quedó marcada a fuego en nuestra historia la importancia que tienen los partidos políticos y las instituciones para desarrollar la vida en democracia.
Llegamos a 2003 y la UCR hizo la peor elección de su historia. Solo 450.000 argentinos acompañamos con nuestro voto la lista 3. Mientras los dos candidatos surgidos del radicalismo que habían constituido nuevas fuerzas políticas, obtuvieron el tercer y cuarto puesto. Fueron casi 6 millones de votos los que drenaron hacia Recrear y ARI. Mención aparte merece la candidatura de Melchor Posse que acompañó a Adolfo Rodriguez Saá, quien terminó quinto.
El escaso aval de las urnas que recibió Néstor Kirchner lo obligó a adoptar medidas que ampliaran su base de sustentación y generaran un buen clima postelectoral.
Cambios positivos en la conformación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación; fuerte posición pública y posterior pago al FMI; recupero de relaciones con los países de la región; la adopción de una propuesta de la UCR acerca de la reapertura del sistema solidario de jubilaciones, son síntomas y guiños hacia nuestra prédica histórica que mostró el universo kirchnerista en gestión de gobierno.
Mientras tanto, hoy hay signos inequívocos de un escaso apego por parte del Ejecutivo en el respeto de la división de poderes y una clara connivencia con una dirigencia gremial enquistada, violenta y burocrática que condiciona la libertad sindical.
La utilización desmedida de los DNU; los “superpoderes” de la Jefatura de Gabinete de Ministros; la reforma en la conformación del Consejo de la Magistratura; el obsceno manejo de la pauta oficial; hechos de corrupción que afectan las relaciones internacionales y “cartelización” de la obra pública; falta de iniciativa en la resolución del conflicto energético y un incipiente proceso inflacionario son solo algunos de los temas que conforman el lado oscuro de estos tiempos.
Junto a ellos, esta etapa de doble comando, donde la presidenta en ejercicio parece supeditar su política y sus decisiones a los designios de quien fuera presidente hasta diciembre pasado. Y una renovada confianza en los principales cargos públicos, a algunos de quienes fueron y son fuertemente cuestionados desde distintos ámbitos de la política y los medios de comunicación, por sus actos de gobierno y conductas erráticas.
Estas circunstancias demandan un radicalismo orgánico, renovado y ágil con voluntad férrea de ser contrapeso institucional del “camaleónico” justicialismo.
En estos 25 años, hemos demostrado que podíamos ganarle al PJ en una elección presidencial. Fue en 1983 y en forma apabullante. Prometimos y cumplimos al enjuiciar al poder dictatorial de turno, el mas cruel de la historia argentina.
También, nos convencimos que podíamos conformar alianzas victoriosas y desplazar al “menemato” del poder. Fue en 1999. La experiencia fue fallida y las culpas concurrentes. Allí, no cumplimos.
Nos queda entonces como asignatura pendiente, conformar nuevamente una amalgama con la sociedad en su conjunto que nos permita reposicionarnos desde nuestros valores y ahora sí, gestionar como nunca antes. Detrás de la certeza de que este nuevo radicalismo deberá reconstruir su propio tejido, recuperar a aquellas y aquellos que optaron por refugiarse en otros ámbitos de participación y construir consensos mínimos e indispensables con otras fuerzas políticas que transitan similares caminos en torno a los temas de debate que nos impone la democracia a 25 años de su inicio.
Lograr mas equidad en democracia es el desafío de los tiempos.-
2. La Ciudad:
La Ciudad de Buenos Aires es el espejo distorsionado en el que se reflejan los medios de comunicación masiva para construir el imaginario colectivo de la Argentina.
Durante los primeros trece años en democracia, fue gobernada por delegados del Poder Ejecutivo.
El radicalismo recibió una pesada herencia de las malas administraciones de la dictadura y logró con la gestión de Julio Saguier primero y de Facundo Suárez Lastra después, sanear las cuentas públicas, recuperar espacios públicos e invertir en programas inéditos en las áreas de cultura, educación y acción social.
Debimos asistir durante los ´90 a una serie de intendencias del justicialismo de pobre gestión. Fue luego de la Reforma Constitucional del ´94, que la Ciudad cobró autonomía y dejó de ser sólo la Capital Federal.
La UCR ganó las primeras elecciones a cargos ejecutivos y perdió con el FrePaSo en el capítulo de los convencionales, que escribirían meses mas tarde nuestra Constitución local.
En el haber de esa primera gestión de gobierno quedan gran cantidad de medidas en favor de la descentralización de las decisiones y políticas de administración. Un fuerte impulso a una innovadora política cultural, cristalizada en la gran cantidad de festivales que hoy forman parte de la fisonomía de la Ciudad. Un evidente saneamiento de las cuentas públicas y el Banco Ciudad; la extensión de la red de subterráneos; obras públicas en la zona sur para combatir las continuas inundaciones y el recupero de muchos espacios públicos emblemáticos que habían sido usurpados o cedidos por los intendentes justicialistas que lo antecedieron, fueron también constructores de la imagen de buen gobierno de la administración radical.
Consecuencia de los acuerdos nacionales de la Alianza, debimos ceder nuestro espacio de preeminencia en la gestión porteña al “frepasismo” que colocó en la jefatura de gobierno a Aníbal Ibarra.
La coyuntura económica cambió, sin embargo las buenas políticas en las áreas de hacienda, siempre bajo la órbita de hombres provenientes de la UCR, permitieron al GCBA cumplir con sus compromisos sin echar mano a la “danza” de “cuasi” monedas en las que se vieron enlodadas muchas administraciones provinciales.
En 2003, la dicotomía Ibarra – Macri terminó de devorar nuestro caudal electoral, dejándonos con un solo legislador de la UCR en la Legislatura.
La hecatombe institucional que desató la tragedia de “República Cromañón” lo eyectó de la función de Jefe de Gobierno. Rápidamente, Jorge Telerman convocó a la UCR a ser parte de un renovado gobierno.
Lamentablemente, era demasiado tarde para rearmar un fuerte bloque progresista. Los años de siembra de PRO y la renuencia del PJ a conformar un gran acuerdo tras una única figura, llevaron a que la segunda vuelta electoral del año pasado se transformara en una oportunidad insospechada para que en un distrito caracterizado por el voto progresista, un candidato de derecha se alzara con el 60 % de los votos y canalizara el descontento con el universo kirchnerista.
Recorre un rumor generalizado entre quienes nos preocupa la Ciudad a propósito de acuerdos por debajo del escritorio con la gestión saliente. La holgada cantidad de legisladores del PRO conllevó a que muchas medidas de la última gestión porteña, debieran contar con su anuencia.
Los porteños comenzaron a encontrarse con una gestión conservadora típica, de manual.
Un primer embate contra el personal contratado, que se presentó mediaticamente como el núcleo de “ñoquis” del GCBA. La reformulación de la ley de ministerios, con el único objetivo de crear un supra-ministerio para Horacio Rodríguez Larreta, sobreviviente del discurso del “ajuste”. Un fuerte aumento del ABL, aplicado con criterios discutibles. El abandono de los justos reclamos sobre la administración del juego en la Ciudad y el silencio “cómplice” ante la prórroga de los tragamonedas hasta 2032 en Palermo, dispuesta por la administración Kirchner. El veto a la ley de producción pública de medicamentos. La reciente designación de un referente de la derecha económica al frente del Banco Ciudad, Federico Sturzenneger, no parecen constituir signos positivos de una gestión que defienda lo público.
Preocupan mucho los síntomas de concentración del poder que han dado los funcionarios del GCBA en sus primeros días de gobierno. Primero, fue el mismo Mauricio Macri, solicitando a viva voz el juicio político ante el primer fallo adverso en un juzgado local de primera instancia, del fuero contencioso. Luego, las órdenes impartidas desde un despacho del Ministerio de Espacio Público, para ordenar el desalojo de personas en situación de calle, con una violencia injustificable que agredió a “cartoneros”, familiares y vecinos solidarios.
La UCR tiene un deber indelegable, reagrupar sus fuerzas y voluntades. Hoy hemos quedado sin representación legislativa. Debemos partir de reconocer que desde otros espacios políticos han ingresado mas de una decena de legisladores que tienen militancia radical en su haber. Con ellos sin duda podemos iniciar un pronto diálogo político, sin olvidar sus actuales procedencias.
La Ciudad se presenta como un escenario donde dar una desigual pelea. Será la oportunidad de recuperar un mensaje dirigido a vastos sectores de la ciudadanía, que de a poco van a reconocer la real motivación de su voto por PRO, mas en un mensaje de hartazgo hacia el kirchnerismo que de comunión con las ideas y prácticas de un gobierno conservador.
Se abre un amplio ámbito para nuestras ideas y para aplicarlas. Hoy tenemos la oportunidad histórica de transitar por un sendero con otros partidos y agrupaciones que sostienen similares convicciones. Un espacio de construcción con un concepto de estado moderno, fuerte, ágil y solidario a la vez.
En nuestro distrito, se reproduce la escena que por años leyéramos en el documento “La contradicción fundamental”. La división de las fuerzas del campo popular funcional a los sectores de la reacción o el campo del “antipueblo”. Los términos pueden sonar fuera de tiempo, es cierto. No obstante, las deudas con la ciudadanía siguen siendo las mismas. Ineptitud a la hora de construir una generosa propuesta política con amplitud y visión estratégica, para diseñar un esquema que termine con este presente de exclusión social.
También entonces en la Ciudad el desafío es construir mas calidad democrática con mayor equidad. Aunque aquí nos enfrenta a otro enemigo que no es un mero adversario. Es el mismo enemigo de nuestro origen como partido con una nueva máscara, un conservadurismo aggiornado al siglo XXI con la figura de un remedo local de Silvio Berlusconi.-
3. El partido:
La organización política a la que pertenecemos lleva mas de ciento quince años en el escenario político de los argentinos y de la región.
Ha visto sus fuerzas sumidas en gravísimos cismas. Desde su constitución misma se ha debatido por ideales y liderazgos que cobraron vidas y dieron luz a nuevas fuerzas democráticas, progresistas y populares, tanto en nuestro territorio como en otras naciones latinoamericanas.
La “tupacamarización” a la que nos ha expuesto la crisis del gobierno de la Alianza, de la cual somos responsables como Unión Cívica Radical, no ha hecho mermar en nada las convicciones constitutivas del ideario radical.
No se alza una sola voz en el país que desde el radicalismo niegue la imperiosa necesidad de consolidar el proceso democrático. Nadie cree sensatamente desde la UCR que el mejor mecanismo de construir poder sea por fuera del sistema democrático. Es verdad, es innegable que los últimos procesos electorales han sido pobres en extremo para la Unión Cívica Radical y para quienes marcharon junto a nosotros.
Sin embargo, se ha construido mucho del discurso radical desde otros espacios políticos. Y eso, lo leemos como un signo auspicioso de los tiempos que corren.
El kirchnerismo por estos días ha anunciado la voluntad de incorporarse a la Internacional Socialista y dejar atrás la filiación conservadora del Partido Justicialista. Nos parece positivo.
A los radicales nos importa y nos vemos en la obligación de opinar. Es mucho mas productivo para nuestra relaciones internacionales que el PJ comulgue con fuerzas que por años han sido y son afines a nosotros, que con líderes conservadores como Áznar; Berlusconi; Fox; Sarkozy o Uribe.
Es interesante comprender y analizar con madurez, como muchas victorias de hoy se construyeron con la prédica del radicalismo y como gran cantidad de nuestras propuestas centrales por años, hoy son parte integrante de la construcción cotidiana en estos 25 años de consolidación democrática.
Es muy difícil encontrar ámbitos donde se discuta la validez de la defensa de los derechos humanos; de la educación pública y gratuita; de la autonomía y el cogobierno en las universidades públicas; de la necesidad de aplicar activas políticas culturales desde el Estado.
La derecha y su mensaje de años ha quedado encapsulado en el siglo pasado y ha perdido esta batalla cultural. A todas luces, el radicalismo es activo protagonista de esta victoria.
Ya nadie discute sobre la soberanía popular. Ya no hay políticos; periodistas; empresarios y sindicalistas golpistas. Tampoco los hay militares, y eso es muy bueno.
En los últimos años, las propuestas de estas características han desaparecido de nuestro tablero electoral nacional y eso, aunque cueste reconocerlo en muchos ámbitos de análisis político, también se debe en gran medida al mensaje de construcción de mas democracia de los radicales en todos los niveles de exposición y construcción a los que hemos accedido con el correr de los años.
Como decía en la última campaña electoral una publicidad del PSOE: “Votar es sagrado.” Eso hoy nadie lo discute y ese es el gran aporte de la Unión Cívica Radical y su gente en estos 25 años de democracia.
Sabemos que para muchos hoy nada significa, para nosotros es parte de nuestra constitución misma como partido político. Señaló Leandro Alem, “Nuestra causa es la causa de los desposeídos.” Y por aquellos años refería a los desposeídos del voto, por el cual debieron estallar cuatro revoluciones hasta lograr ungir a Hipólito Yrigoyen, primer presidente del sufragio universal, secreto y obligatorio.
Debemos ser hoy desde la práctica política, constructores de ciudadanía. Luchar contra ese déficit de ciudadanía al que vemos sometidos a muchas y muchos argentinos, debe ser nuestra nueva causa de los desposeídos a 118 años de la Revolución del Parque.-
4. Los desafíos:
Enfrentaremos una elección posiblemente en las 15 comunas, el próximo 10 de agosto para elegir siete representantes en cada una de ellas, salvo que las versiones que arrecian se hagan realidad y la gestión PRO decida vetar la ley.
Es un desafío importante y de dificilísima resolución. Tenemos gran cantidad de militantes y dirigentes con presencia en entidades del tercer sector, a través de centros de jubilados; comedores comunitarios; clubes barriales, sociales y deportivos; asociaciones civiles con fines específicos y otras de carácter barrial. Sin embargo, esto no es garantía de llegar al conjunto de la ciudadanía en el marco de una elección que seguramente, se va a presentar como una oportunidad de ratificar el voto de confianza a una gestión aún joven.
Deberemos intentar sí, privilegiar desde la UCR la oportunidad de presentar nuevas y nuevos candidatos que sean fiel reflejo de esa inserción barrial que a partir de la crisis de representación que se desató en los últimos años.
Sin embargo, no debemos descartar la posibilidad de constituir una fuerte amalgama política junto a las fuerzas que desde el arco del progresismo en nuestro distrito, enfrentan la “tentación conservadora” del GCBA y el “revisionismo setentista” de la gestión PJ reciclada ahora, vaya paradoja, desde suntuosas oficinas ubicadas en el barrio de Puerto Madero.
El año transcurrirá con la continuidad y el compromiso de la realización de los plenarios de delegadas y delegados y la apertura de nuevos espacios de debate que permitan interactuar a dirigentes, afiliados, simpatizantes y ciudadanas y ciudadanos en general, preocupados por el mensaje y la palabra de la UCR ante hechos de dominio público de la órbita nacional y local.
Este año trabajaremos intensamente para reformar nuestra Carta Orgánica, con el fin de adecuar la estructura de partido a los términos de la Ley 2329/07 de nuestra ciudad, y a su vez, dinamizar los debates y la toma de decisiones de la organización.
Seguiremos abonando la tarea de una mayor interactuación con los restantes estamentos orgánicos de la UCR. La Juventud Radical, la Organización de Trabajadores Radicales y la Franja Morada son parte integrante de esta renovación y deben recuperar al igual que nosotros su presencia en la sociedad.
Repartiremos en forma gratuita en locales partidarios, entidades intermedias y escuelas públicas un video que hemos realizado en formato disco compacto, a propósito del juzgamiento a las juntas militares. Esta actividad comenzará el 24 de marzo.
Crearemos un Observatorio Legislativo junto a la Fundación Instituto de Pensamiento y Formación Moisés Lebensohn, con el objetivo medular de ser lugar de monitoreo, análisis y comunicación de la actividad parlamentaria de la Ciudad de Buenos Aires en la Legislatura de la Ciudad.
Dictaremos cursos y seminarios sobre políticas públicas de gobierno y descentralización y comunas, con la colaboración de la Fundación Instituto de Pensamiento y Formación Moisés Lebensohn.
Impulsaremos el programa Legislador61.com., que analizará el orden del día; presentará proyectos; hará su seguimiento. Cada vez que haya una sesión ordinaria o extraordinaria, el Legislador 61 tendrá una opinión anterior y posterior a dicha sesión.
Continuaremos comunicándonos a través de las síntesis de noticias, con mayor periodicidad, con el objetivo de divulgar la palabra de aquellos que expresan el sentir y la opinión de la UCR.
Impulsaremos la realización de una síntesis electrónica mensual, que se transforme en un ámbito de comunicación con nuestra diputada nacional, Silvana Giúdici, y nos permita interactuar con ella y su equipo de colaboradores a la hora de acercar propuestas e ideas que cobren estado parlamentario.
Relanzaremos el Instituto de Formación Política “Julio César Saguier”, desde donde conformaremos equipos de trabajo interdisciplinario y convocaremos a quienes han dirigido los destinos del radicalismo en la Ciudad en otros períodos, para que vuelquen su experiencia y conocimiento.
Convocaremos a las mujeres y hombres del radicalismo que actualmente participan en entidades del tercer sector que abordan temas como la problemática de la mujer; la defensa de los derechos de los consumidores y usuarios; temáticas referentes a la salud y el trabajo social, con el objetivo de lanzar una Red de Asociaciones que permita expresar y coordinar la palabra radical desde dichos colectivos.
Seguiremos trabajando en la dinamización de nuestra página web www.ucrcapital.org.ar. Allí se seguirá reflejando la información referente al distrito e iremos incorporando paulatinamente mayor información a propósito de la inminente campaña electoral.
Hemos iniciado ya las emisiones del programa “Radicales libres”, que sale al aire los lunes a las 18 hs. por Radio Palermo FM 94,7 Mhz. Y que también se puede escuchar a través de la página web: www.radiopalermo.com.ar.
Con el objeto de recaudar fondos, imprescindibles para el desarrollo de todas estas iniciativas y el mejoramiento de la Casa de la calle Tucumán, lanzaremos en los próximos días una campaña de financiamiento anual, intentando anudar acuerdos con tarjetas de crédito que permitan hacer más transparente, sencillo y dinámico el ingreso de los aportes partidarios.
Éstos desafíos son solo un disparador que nos planteamos para el año en curso y ansiamos se vean superados por el impulso de nuevas iniciativas que provengan desde los diversos ámbitos de discusión y participación de los radicales en el distrito.-
5. La convocatoria:
La UCR de la Ciudad de Buenos Aires renovó el año pasado sus autoridades, luego de un proceso de elecciones internas donde participaron alrededor de 15.000 afiliados.
Producto de él, surgieron también sus candidatas y candidatos al Congreso de la Nación. Por primera vez desde el año 1995, la lista 3 de la Unión Cívica Radical obtuvo una banca en la Cámara de Diputados de la Nación.
Esto representó para el conjunto de las mujeres y hombres que militan en la UCR un fuerte y renovado impulso tanto en sus convicciones, como en su presencia diaria en cada ámbito de participación de nuestra ciudad. Clubes barriales; asociaciones vecinales; aulas universitarias; entidades gremiales y las calles, supieron que volvía con todo su empuje una fuerza política centenaria renovada. De esa manera se dio este modesto reencuentro entre los ciudadanos y la UCR.
Podrá parecer mínimo para algunos, dado que los medios de comunicación masiva decidieron ignorarlo. Sin embargo, una fuerza que venía de tres elecciones en las cuales la ciudadanía no la había acompañado, pasó a obtener mas de 120.000 votos que apoyaron las propuestas que expresaron Ricardo Gil Lavedra y Silvana Giúdici.
Con la certeza innegable de haber elegido el camino que creemos correcto, iniciamos entonces un proceso de reestructuración y recuperación de nuestra organización.
Tenemos en claro que este proceso debe ser inclusivo, abierto a todas y todos, sin exclusión alguna.
Sin embargo, es preciso que la UCR ratifique su papel de oposición constructiva, porque creemos que es indispensable un contrapeso institucional en el marco del sistema de partidos políticos. Nuestra Constitución Nacional, en su artículo 38 dice que “los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático” y, por ello, es preciso fortalecerlos.
Muchas mujeres y hombres del radicalismo hoy son prominentes figuras en ámbitos de gestión o en ámbitos legislativos, de los que no es parte orgánica la UCR. A ellas y ellos también va dirigido este mensaje. Donde estén, muchas y muchos han demostrado ser fieles a sus convicciones en la tarea diaria y han tendido puentes.
Simplemente, quienes estamos aquí sabemos de sus valores y convicciones y creemos que el mejor ámbito de debate es la UCR misma. Porque es aquí donde se formaron, en nuestros comités, en la militancia universitaria, escuchando y aprendiendo de quienes pasaron por la función pública junto a Don Arturo Illia.
Y sabemos que si vivieron esa experiencia junto a cada uno de nosotros, no olvidarán jamás el imperativo que representa ser radical y construir un sistema democrático con mayor equidad, basado en la ética de la solidaridad.-
A 25 años del comienzo de este definitivo período democrático y en la memoria de quienes fueron asesinados por defender nuestras ideas:
Mario Amaya; Ángel Pisarello; Felipe Rodríguez Araya y Sergio Karakachoff.
UNIÓN CÍVICA RADICAL / CIUDAD DE BUENOS AIRES / MARZO DE 2008.-
Han colaborado en la redacción del programa de acción política 2008:
Lucía Alberti / Eugenia Bentancurt / Gonzalo Berra / Pedro Calvo /
Alejandro Caracciolo / Pablo de Biase / Rodrigo Estévez Andrade / Diego Fernández /
“Maco” Fernández Gaido / Silvana Giúdici / Jorge Hermida / Gonzalo Lema / Carlos Mas Vélez /
Oscar Muiño / “Morena” Quiroz / Jesús Rodriguez / Hernán Rossi y Gustavo Vivo.-