Suspendieron el primer matrimonio gay
La Ciudad acató el fallo y ordenó suspender la boda. Macri analiza si lo apela o no. Alex Freyre y José María Di Bello se presentarán igual.
Crítica de la Argentina – A pesar de que estaba todo listo para la boda, no se podrá concretar hoy el primer matrimonio gay de América Latina, que iba a tener lugar en la ciudad de Buenos Aires. Es porque una jueza nacional presentó una medida cautelar en contra del fallo de su par porteña. Se trata de una medida provisoria y la resolución final estará a cargo de la Corte Suprema.
Alex Freyre y José María Di Bello iban a casarse gracias a un fallo de la jueza porteña en lo Contencioso Administrativo Gabriela Seijas, quien el 12 de noviembre declaró inconstitucionales los artículos 172 y 188 del Código Civil, que impiden el matrimonio entre personas del mismo sexo. El 22 de abril, Freyre y Di Bello habían intentado sacar fecha en el Registro Civil de la calle Uriburu. Como la solicitud les fue denegada, en mayo presentaron un amparo contra la ciudad de Buenos Aires.
Después de la autorización, distintos jueces desestimaron al menos tres pedidos de nulidad, a excepción del último: el abogado Francisco Roggero argumentó que una jueza del fuero Contencioso Administrativo no puede fallar sobre el Código Civil. La jueza nacional en lo Civil N° 85, Marta Gómez Alsina, hizo lugar a la solicitud de Roggero y presentó una medida cautelar con la que consiguió la suspensión de la boda.
“Esto es una locura”, opinó Analía Mas, abogada de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (LGBT). “Es como si estuviéramos hablando de una jueza de Córdoba y otra de Catamarca. Esto es grave porque acá hay inseguridad jurídica: una jueza no puede anular la sentencia de otra”, justificó.
Aunque hace una semana el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, había asegurado que no apelaría el fallo que autorizaba este matrimonio, tras el nuevo pedido de nulidad decidió acatar la medida de la jueza civil y postergar el casamiento. Fuentes de la Procuración General de la ciudad precisaron a Crítica de la Argentina que su titular, Pablo Tonelli, tendrá tiempo hasta el miércoles próximo para decidir si apela o no la medida cautelar de Gómez Alsina. Los abogados de la Federación Argentina de LGBT anticiparon a este diario que ellos sí apelarán, por lo que de todos modos la resolución final quedará en manos de la Corte Suprema.
Desde la Procuración se encargaron de notificarles a las autoridades del Registro Civil que debían cumplir con esa medida judicial. Pero en la puerta se encontrarán con un reclamo. “Tenemos sentencia firme e irrevocable. Lo que han logrado es sólo postergarla. Si es necesario, iremos al Consejo de la Magistratura. A las 14 nos vemos en el Registro Civil de Beruti y Coronel Díaz para protestar con una conferencia de prensa”, anunciaron los novios a través de un mensaje de texto.
OPINIÓN
La jueza debería ser destituida
Bruno Bimbi
Supongamos que un juez laboral decidiera, a pedido de un abogado que no representa ni a los familiares de la víctima ni a los acusados, dejar libre al asesino de Cabezas. Algo así hizo ayer la jueza Marta Gómez Alsina.
Había un fallo autorizando el matrimonio de Alex y José María dictado por la jueza a la que por sorteo le correspondió entender en la causa. Su competencia no había sido cuestionada por las partes ni por el fiscal y su sentencia no había sido apelada. El plazo legal para hacerlo venció. La sentencia estaba firme. Pero un grupo de abogados presentó varios pedidos de nulidad en diferentes juzgados y fueros, jugando a la lotería con el sistema. Apostaron a que, presentando muchos recursos en diferentes lugares, alguno le podía caer a algún juez “amigo”. Luego de que todos los anteriores fueran rechazados por razones obvias (no eran parte en el proceso, el plazo estaba vencido, etcétera), encontraron una jueza dispuesta a inmolarse.
El grupo que presentó los recursos está compuesto por ex funcionarios de la dictadura, abogados defensores de militares acusados de delitos de lesa humanidad, organizaciones antisemitas, admiradores confesos de Franco y Mussolini y fanáticos religiosos de ultraderecha. La magistrada Gómez Alsina, por razones que la Justicia deberá investigar, decidió ser cómplice y usar su sello para ponerse al servicio de una maniobra ilegal, impidiendo a dos ciudadanos argentinos ejercer sus derechos constitucionales.
El constitucionalista Daniel Sabsay explicó ayer que el gobierno de la ciudad debería ignorar este fallo ilegal y acatar la sentencia de Seijas. Pero, pase lo que pase hoy, el matrimonio entre personas del mismo sexo llegará, como llegó el voto femenino, como se terminó la segregación racial en distintos países, como fueron conquistándose cada uno de los derechos de sectores antes humillados. Este fallo podrá retrasar la boda de Alex y José María una semana, un mes. Pero al final se casarán, y no serán los únicos. Habrá otros fallos, otros matrimonios, otras alegrías. El prejuicio se extinguirá como los dinosaurios que lo defienden y en poco tiempo esta discusión sonará absurda.
En un país con instituciones que funcionen, la jueza Gómez Alsina debería ser destituida y juzgada y terminaría presa, por haber abusado de su poder a sabiendas, como parte de una operación política que nada tiene que ver con su deber de magistrada.
Que se casen con una mujer
Eduardo Sambrizzi (Vicepresidente de la Corporación de Abogados Católicos)
Estoy de acuerdo con la suspensión del matrimonio entre dos hombres, ya que el Código Civil establece que el matrimonio debe ser celebrado entre un hombre y una mujer, lo que, por otra parte, resulta del orden natural. Esto no es una cuestión de carácter religioso, como pareció entender el jefe de Gobierno Mauricio Macri, puesto que se trata del matrimonio civil. El fallo que permitía el casamiento entre dos hombres fue dictado por una jueza incompetente para resolver ese tipo de cuestiones, que en la ciudad de Buenos Aires deben ser resueltas por el fuero Nacional en lo Civil. La unión de dos personas del mismo sexo no constituye un matrimonio, y aun cuando se entendiera que ello es una discriminación, la misma no sería arbitraria o injusta, como tampoco lo es la prohibición del matrimonio entre hermanos, o entre un padre o una madre y un hijo. Nada impide a los homosexuales casarse, pero siempre que sea con otra persona del sexo opuesto, lo que también comprende a los heterosexuales.
