Se fue Posse y Macri no sale de la crisis

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Once días después de asumir, el ministro de Educación de la Ciudad se va del cargo tras una catarata de críticas. Había sido parte de una renovación de gabinete para superar el escándalo del espionaje. Hoy anuncian que lo reemplaza Esteban Bullrich.

Críticadigital.com.ar – Fueron 11 días de agonía pública para el fugaz ministro de Educación PRO. Al igual que ante otras designaciones políticas de Mauricio Macri –como la del malogrado Jorge “El Fino” Palacios al frente de la Policía–, Abel Posse dejó el gobierno porteño después de padecer una lluvia de críticas de parte de la oposición, los gremios docentes, los medios y hasta de algunos funcionarios a los que nunca convenció la decisión de Macri. Así, desprestigiado y poco contenido por el propio macrismo, Posse abandonó la administración porteña, que sigue en pésima racha desde que se difundió el novelón de las pinchaduras de teléfono.

Hoy mismo, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dará una conferencia de prensa para anunciar el reemplazo de Posse: se trata del diputado nacional Esteban Bullrich, ex socio político de Ricardo López Murphy, crédito del propio Rodríguez Larreta y uno de los principales candidatos a suceder a Mariano Narodowski antes de que Macri se inclinara por Posse. Bullrich asumirá en los primeros días de enero. Macri ya lo consensuó con él.

“Posse se cansó y nosotros nos cansamos de él. Era insostenible”, resumió, anoche, un funcionario macrista para explicar la ida del veterano escritor y ex embajador duhaldista, quien apenas duró 11 días en su cargo.

El nombramiento de Macri se enmarcó en un plan calculado para reenergizar la gestión PRO, desgastada a raíz de la trama porteña de espías que manchó al anterior ministro, Mariano Narodowski. Macri, entonces, apostó por un hombre sin antecedentes en educación pero con un alto perfil y prestigio en algunos ámbitos de la cultura. Pero sus provocadoras declaraciones públicas –anteriores y posteriores a su designación– destrozaron la expectativa macrista. Frente a la prensa y en muchos de sus habituales artículos publicados en La Nación, Posse reivindicó a la represión como antídoto en contra de la inseguridad; pidió amnistía para los militares que encarnaron el terrorismo de Estado en los setenta y aseguró que el rock estupidizaba a los jóvenes.

Desde el gobierno macrista nunca lograron encorsetar a Posse en los temas de educación. Y cuando lo consiguieron, Posse aseguró que “cuando el gremio negocia con los chicos en el medio, es como si alguien les pusiera un revólver en la cabeza”. Sus ideas controversiales y su condición de outsider del universo macrista le costó la bronca de sus compañeros de gabinete. En una de las escasas reuniones de ministros que incluyó a Posse, se cruzó con Hernán Lombardi, ministro de Cultura, y con María Eugenia Vidal, de Desarrollo Social. Ayer, en una reunión de diputados y funcionarios PRO, lo volvieron a castigar.

Desde el fin de semana pasado, en Bolívar 1 ya sonaba fuerte su posible despido. Posse, en privado, también pensaba en renunciar. Ayer, al fin, hubo coincidencia de voluntades. Macri en persona le contó su malestar. “Tu designación se volvió una piedra en mi zapato”, habría metaforizado el alcalde porteño. Es que a partir de los nombramientos de Posse, de Diego Santilli en Espacio Público, más algunas modificaciones en la lógica interna, Macri planeaba relanzar su gestión y consagrar su estatus presidenciable de cara a 2011. Como en fallidos nombramientos anteriores, la breve performance de Posse legó, en cambio, una nueva crisis de gobierno y la sensación de que a Macri le faltó cintura política.

OPINIÓN

¿Macri piensa lo que dice?
Gabriela Granata

El Gobierno de Mauricio Macri asistió casi en silencio al espectáculo del vapuleo que le propinaron a su ministro de Educación, Abel Posse, durante los escasos once días que duró en su cargo. “Le tengo mucha admiración como intelectual y lo convoqué como independiente”, fue la delgada defensa que hizo el jefe de Gobierno. ¿Pensó Macri lo que dijo?

El jefe de Gobierno colocó a cargo de uno de los puestos clave en la gestión de la Ciudad a un hombre que no tuvo problemas en definir al gobierno nacional con el dudoso encuadre de “troskoleninista” o vincular violencia y pobreza. Se trata del máximo funcionario que trabaja sobre el diseño de políticas. No se trata de un debate intelectual, sino de una concepción sobre la educación pública. Creer que la posición intelectual está disociada de la práctica política es un una forma de entender por qué tropieza siempre con el mismo límite. ¿Piensa Macri lo que dijo Posse?

El jefe de Gobierno tuvo que resolver un problema que se le anticipó cuando Mariano Narodowski presentó su renuncia, cansado también de autodefenderse, y no encontró quién aceptara el Ministerio de Educación. Otra renuncia que tuvo que resolver de urgencia. Prefirió la erosión a la decisión. Dejó que lo devoraran antes que dar un paso atrás. Hubiera sido reconocer doblemente el error.

Posse se refirió a los “jóvenes drogados y estupidizados por el rock”. Mauricio Macri, al definir los objetivos para el área, había afirmado que “la educación es una prioridad y hay que poner a los chicos en primer lugar”. ¿Dirá Macri lo que piensa?

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