Recién cayeron las primeras fichas del dominó

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La administración Bush ya gastó 285 mil millones de dólares en nacionalizar bancos, más de lo que destina anualmente a la guerra en Irak y Afganistán.

CrítitcaDigital.com.ar – El pánico de los inversores de Wall Street no tuvo respiro, y como un dominó, no esperó a que termine el salvataje de la primera aseguradora del mundo para poner contra las cuerdas a otro banco. Luego de que George Bush decidiera nacionalizar al gigante asegurador AIG, los inversores desataron una corrida contra el segundo banco de inversión estadounidense, Morgan Stanley. La administración Bush, al revés de su prédica de libre mercado, aseguró que no descarta volver a estatizar alguna otra empresa insolvente. En las últimas dos semanas, Bush gastó más en capitalizar compañías quebradas que lo que desembolsa para solventar la guerra en Irak y Afganistán por año. Las operaciones forzaron tanto las arcas de la Reserva Federal que el Tesoro tuvo que salir a emitir deuda de emergencia para capitalizarla.

Las ganancias mejores a lo esperado que Morgan Stanley había presentado el día anterior no pudieron torcer las desconfianzas del mercado. En medio del pánico irracional, los inversores remataron las acciones de la compañía que se desplomó 24% durante la jornada. La entidad dejó trascender que evalúa una fusión con Wachovia, en cuarto lugar en la tabla de los bancos de inversión estadounidenses.

Goldman Sachs, otro gigante del sector, fue víctima de una corrida similar y cayó 13,9 por ciento. Tanto en estos casos como en los anteriores, los inversores temen que las compañías puedan tener una exposición demasiado grande a las hipotecas basura o a otras entidades que cayeron por la crisis, y se anticipan a la quiebra con la liquidación de la acción sin importar el precio. Los papeles del Citigroup bajaron 11% y también corrieron los rumores. La pregunta preferida de los analistas de Wall Street de ayer fue la misma que revuela desde la quiebra de Bear Stearns a mediados de marzo: “¿quién será el próximo?”.

Al cierre de esta edición, dos bancos ingleses acordaron fusionarse para intentar escaparle a la crisis: Lloyds TSB y el escocés HBOS, que en las últimas semanas se desvalorizó un 70 por ciento.

En medio de la debacle, la Casa Blanca salió a defender el salvataje a AIG frente a las acusaciones de “socializar pérdidas privadas”, y aseguró que no descartan hacer más rescates con fondos públicos. “Se evaluará cada situación puntual”, dijo la vocera Dana Perino.

A pesar de ser un defensor de la libertad de mercado a la hora de regir su política internacional, Bush se convirtió en el mandatario de su país que realizó mayores nacionalizaciones. En las últimas dos semanas, el gobierno estadounidense acumuló operaciones de capitalización de empresas quebradas por 285.000 millones de dólares. La cifra incluye las dos líneas de aportes acordadas con las aseguradoras de hipotecas Fannie Mae y Freddie Mac, por u$s100.000 millones a cada una, y los u$s85.000 millones que desembolsó a AIG a cambio del 80% de sus acciones.

Incluso para el holgado presupuesto estadounidense, el número es considerable. Excede los u$s250.000 millones que el Tesoro dedica cada año a solventar las operaciones de los 140.000 soldados que tiene en Irak y Afganistán, según el cálculo del economista Joseph Stiglitz.

El guarismo no considera los fondos solicitados en la ventanilla de descuento de la Reserva Federal, equivalentes a los redescuentos que otorga el Banco Central argentino a las entidades con problemas de liquidez, que se dispararon el mes pasado y acumularon u$s138.000 millones en el año.

Las operaciones de emergencia fueron tan significativas que el Tesoro estadounidense tuvo que hacer una emisión de deuda no prevista por u$s40.000 millones, destinada a capitalizar la Reserva Federal. Según aseguró el comunicado oficial, fue el primero de un programa de capitalización. Entre los blogs económicos se esparció rápidamente un paper con el provocativo título de “¿pueden quebrar los Bancos Centrales?”. “Los Bancos Centrales no pueden quebrar, y menos el de Estados Unidos, que puede tomar casi toda la deuda que quiera del resto del mundo”, apuntó el economista Orlando Ferreres, desde Nueva York. ¿Será cierto?

Fue leyenda y amante de las burbujas

Alan Greenspan fue el titular de la Reserva Federal entre 1987 y 2006. Los mercados lo reverenciaron y lo interpretaron como a un oráculo. El mundo de los negocios y la política lo consideró el principal responsable del nuevo orden económico. Greenspan cuenta que sus mejores ideas se le ocurrían durante largos baños de inmersión. Uno se lo imagina contemplando las burbujas de jabón de la misma manera que prohijó la actual burbuja financiera. Bob Woodward, el famoso periodista que destapó el Watergate, tituló “Maestro” (así, en español), a su biografía acerca de Greenspan. Paul Krugman, en cambio, lo definió como “maestro del póker” y le criticó su apoyo a los recortes impositivos a los ricos de Bush y los intentos de privatizar la seguridad social. Ayn Rand llamó a Greenspan “el enterrador” por su seriedad y su afición a los trajes oscuros. Así lo llaman hoy también en Wall Street.

El Club de París analizó la oferta

El secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, juzgó como “muy positiva” la reacción del Club de París ante el anuncio del Gobierno de saldar la deuda que mantiene con esa organización. “Ahora estamos en la fase de conciliación de las cifras. Lo importante es que el Club de París recibió con mucha satisfacción la propuesta argentina”, agregó el funcionario. Lorenzino estimó que “en las próximas semanas” se llegará a un consenso respecto del monto a pagar. El optimismo oficial también se notó en la exposición del ministro de Economía, Carlos Fernández, en Diputados, donde afirmó que la Argentina cuenta con más fortalezas para afrontar la crisis financiera internacional que durante la década pasada. “La economía está mejor parada” que en los 90, opinó el ministro. En esa línea, sostuvo que durante la década anterior “el efecto dinamizador” de la economía “estaba en el endeudamiento externo”, mientras que desde 2003 “la estrategia económica ha sido totalmente distinta”. En cuanto a los compromisos, destacó que la mitad es en moneda nacional, lo cual aminora la vulnerabilidad. Y agregó que la Argentina “sólo exporta el 7%” a los Estados Unidos.

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