Radicales pegan duro a Cristina

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Declaración de la agrupación radical Pensamiento y Acción

Con relación al discurso pronunciado por la Sra. Presidente de la Nación Dra. Cristina Fernández de Kirchner en la tarde  de ayer lunes 9 de junio, la agrupación radical Pensamiento y Acción difundió la siguiente declaración:
 
"En el día de ayer por la tarde como es obvio, ya que por la mañana la Presidenta de la República parecería no trabajar, Cristina Fernández de Kirchner en un acto en el que volvió a colmar el Salón Blanco de la Casa de Gobierno de funcionarios asalariados, beneficiarios de subsidios y canonjías y adeptos adocenados y  utilizando la cadena nacional de radio y televisión, recurrió al atril para aleccionar una vez más a los argentinos.
 
Ya no sorprende la pretensión fundacional del matrimonio Kirchner. En esta última etapa la emprendieron contra el agro, pretendiendo que se trata de una lucha ideológica cuyo resultado final será un nuevo modelo de distribución de la riqueza en la República Argentina.
 
Así, como si estuviera dictando clases a alumnos adolescentes en lugar de estar rindiendo cuentas a su mandante, el pueblo de la nación, la Presidenta intentó explicar el destino que presuntamente tendrán los recursos obtenidos de la aplicación del régimen de retenciones móviles, que pasarán a engrosar las arcas de su administración sin control de ninguna naturaleza como ha sucedido hasta ahora en virtud de las prórrogas sucesivas de la ley de emergencia económica.
 
Para ello ha elegido tres áreas de la actividad económica del país que sin lugar a dudas son importantes y en las que, si hay que invertir ahora, es porque la gestión del matrimonio presidencial no las atendió durante los cinco años que llevan ejerciendo el gobierno: salud, vivienda y vialidad.
 
¿Por qué será que el peronismo gobernante vuelve a dejar de lado a la educación? ¿Será que la educación del pueblo es un antídoto eficaz frente al virus autoritario justicialista? Cabría a su vez preguntarse si las obras presupuestadas en las tres áreas mencionadas serán financiadas con los recursos extraordinarios de las retenciones, en cuyo caso qué se hizo de los dineros originalmente previstos para su concreción.
 
También el atril sirvió en esta oportunidad para poner en boca de la Presidenta lo que todo el pueblo argentino ya sabía: reconoció que no es una estadista. Corresponde aplicar pues el principio "a confesión de parte, relevo de prueba". No hacía falta que la Dra. Fernández nos notificara tal déficit en su persona.
 
La impericia y la petulancia con que se ha manejado desde que está a cargo del Poder Ejecutivo hace apenas siete meses es evidente demostración de esa carencia.
 
 Y lo confirmó cuando al pretender diferenciarse de la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín expresó: "un gesto de estadista sería decirles a los sectores que mayor rentabilidad han tenido en los últimos tiempos que está bien, que como durante noventa días cortaron caminos, hicieron lockout patronal, encarecieron productos, que como hay mucho lío pueden quedarse con todo. Podría decirles entonces a todos los argentinos: el gobierno y el campo están en orden, feliz Día de la Bandera. Pero saben que yo no me siento una estadista sino una Presidente que debe gobernar para todos los argentinos".
 
Vuelve pues la Presidenta a equivocarse por exceso de pedantería e ignorancia, o quizá hasta por mala fe.
 
Porque equipara y porque pone en pie de igualdad un reclamo sectorial legítimo como el que protagonizaron los productores rurales con un levantamiento militar carapintada, que pretendió lisa y llanamente desestabilizar el incipiente sistema democrático argentino. Y omite deliberadamente que mientras unos reclaman por lo que creen legítimo con  sus tractores y sus brazos y manos ajados en la labranza de la tierra, los otros lo hicieron embetunados y con las armas que el pueblo les confirió.
 
Resulta una injusticia histórica comparar la sublevación militar de Semana Santa de 1987  con la protesta agraria de 2008.
 
Quizá resulte demasiado fácil y sencillo para ella incurrir en este tipo de errores, ya que jamás ha podido ni podrá exhibir un historial de compromiso y defensa de los derechos humanos y del sistema democrático en su vida personal hasta que junto con su esposo llegaron al gobierno nacional.
 
La comparación es odiosa, pero no menos verídica. 
 
Raúl Alfonsín como vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos presentó acciones de habeas corpus en plena dictadura militar para asegurar la vida y la libertad a muchos argentinos. Una vez en la Presidencia de la Nación tuvo el coraje cívico de suscribir el decreto que dispuso el histórico enjuiciamiento de las Juntas Militar.
 
La Dra. Fernández de Kirchner  y su cónyuge,  en tiempos de la dictadura amasaron una fortuna personal ejecutando deudores hipotecarios en virtud de la Circular 1050 y compartieron cócteles con los funcionarios militares de Santa Cruz celebrando la recuperación temporaria de las Islas Malvinas. Sin entrar a considerar que en 1983 apoyaban al candidato justicialista a la presidencia Italo Luder que afirmaba que la autoamnistía de los militares por los crímenes de lesa humanidad era legítima y por ende no habría juicios por las violaciones a los derechos humanos en un gobierno peronista. Y en 1989 y 1995 apoyaron la candidatura presidencial de Carlos Saúl Menem, responsable del indulto y la impunidad de los máximos responsables del terrorismo de Estado en la Argentina.
 
La diferencia salta a la vista. Raúl Alfonsín ha demostrado ser un estadista. Con aciertos y errores su accionar y su prédica consolidó la democracia para todos los tiempos en la República.
 
La propia presidenta reconoce que ella no es una estadista. Nos permitimos coincidir con esa apreciación y la propia valoración de sus condiciones. Pero consideramos que tampoco es una Presidenta de TODOS LOS ARGENTINOS como ella pretende. Sus actitudes, sus dichos y su conducta avalan esta impresión.

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