Macri y Aníbal se tirotearon con pedidos de renuncia

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El jefe de Gobierno aprovechó el exabrupto “destituyente” del funcionario kirchnerista para desviar la atención del escándalo de los espías. Y cuestionó al juez por su “accionar mediático”.

Criticadigital.com.ar – Reaparición. El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, regresó ayer de su gira por España y dio su versión sobre el caso del espionaje. Lo atribuyó a la pelea con la Casa Rosada.

El clásico pingpong entre Aníbal Fernández y Mauricio Macri se renovó ayer con duras acusaciones y hasta con pedidos de renuncia cruzados a raíz de la trama del espionaje porteño. El jefe de Gabinete y denunciador habitual del “ánimo destituyente” nacional le dijo a Macri que “por mucho menos, Richard Nixon renunció”. El alcalde le respondió con la misma moneda: “Por el 10 por ciento de los casos de corrupción que tienen ustedes, echaron a (Fernando) Collor de Mello”.

Recién vuelto de su gira española, Macri llegó al Palacio de Gobierno para marcar en una conferencia de prensa la línea de su gobierno frente a la enrevesada crisis que desgasta su administración. Entró a Bolívar 1 a las 10.30. Para entonces, el jefe de ministros, Aníbal Fernández, ya había lanzado su paralelismo entre Macri y Nixon, el actual jefe de Gobierno PRO y el ex presidente de los Estados Unidos. La comparación escondía, sin sutilezas, la sugerencia de que Macri, tal como Nixon en 1974, debía renunciar por haber espiado a la oposición.

Fernández se regodeó en que “están hablando de la creación de una fuerza de seguridad en la que dos jefes ya fueron echados sin haberla puesto en funcionamiento”.

Macri no dejó pasar el exabrupto. Incluso lo aprovechó a su favor. La frase de Aníbal le permitió justificar su estrategia favorita, la de polarizar con el kirchnerismo.

Antes de las 13, Macri entró al microcine de la Jefatura de Gobierno, relojeó las páginas de su discurso, puso gesto serio, calculado, y enunció: “Le digo al matrimonio presidencial que no nos van a parar. Está claro que ustedes quieren ir por todo. Han ido por la prensa, ahora por Corrientes, por las empresas, pero no van a poder con nosotros”.

Así, Macri consiguió no mencionar ni siquiera una vez a quienes él mismo había elegido para dirigir la Policía Metropolitana, el detenido Jorge “Fino” Palacios y el echado Osvaldo Chamorro.

Se permitió, además, competirle a Fernández en el plano de la picardía. Le avisó que “por el 10 por ciento de los casos de corrupción que tienen ustedes, lo echaron a (Fernando) Collor de Melo”, el presidente de Brasil que renunció en 1992.

No hubo un gramo de improvisación en el discurso de Macri. Lo venía preparando desde el miércoles, cuando estaba de gira en Madrid para instalar su estatus presidenciable ante el mundo; y lo siguió puliendo en el avión. Durante esas horas, viajaban los mails entre Macri y su jefe de ministros, Horacio Rodríguez Larreta.

Ya en la sede de Gobierno, Macri se encerró con Larreta, Marcos Peña, Miguel de Godoy (flamante secretario de Prensa PRO) y el ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro. El legislador Diego Santilli no estuvo; el nacimiento de su hijo Tonio se lo impidió. Pero participó por teléfono. Santilli fue quien sugirió que Montenegro se presentara en la Legislatura para “contestar todas las preguntas” tal como anunció Macri. Fue una concesión del Ejecutivo a los legisladores PRO, que venían “poniendo la cara”, según el argot sufriente de los 26 diputados, ante los últimos cuestionamientos de la oposición. Fue, además, una forma de desactivar el avanzado pedido de interpelación que venían impulsando.

En resumen, Macri trabajó tres argumentos. Primero, garantizó que “la Policía va a salir a la calle antes de fin de año”. La fecha, según afirmó Montenegro durante su exposición en la Legislatura, será el 15 de diciembre.

El otro eje fue castigar al juez Norberto Oyarbide por su “accionar mediático” en la investigación del caso. De postre, la estrategia fue acusar al kirchnerismo de manipular el novelón de espías. “Aníbal Fernández nos dio una mano inmejorable”, según reconoció un funcionario PRO.

De paso, Macri le tiró por la cabeza al gobierno nacional el tema de la inseguridad. “No podemos salir a la calle”, acusó el alcalde.

Aníbal Fernández no tardó en acusarlo de “irresponsable, negador y vago”. Y azuzó un fantasma: la posibilidad de que el kirchnerismo impida el debut de la Policía PRO. “¿Ustedes creen que se le puede dar el manejo de la policía a un irresponsable?”, se preguntó y se respondió a la vez.

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