La detención del Fino Palacios engorda la crisis macrista
El despido del actual jefe policial Osvaldo Chamorro, que ordenó el jefe de Gobierno desde España, no alcanzó para despegar a la administración de la Ciudad del caso.
Críticadigital.com.ar – El gobierno de Mauricio Macri no consigue despegarse de la trama de espías que, hace casi dos meses, lo desgasta por goteo. Ayer, la administración PRO recibió su golpe más duro. El mismo día en que Macri echó al jefe de la policía porteña, Osvaldo Chamorro, quedó detenido su antecesor en el cargo y hombre de confianza del alcalde porteño en temas de seguridad, Jorge “El Fino” Palacios. Así lo decidió el juez Norberto Oyarbide a partir del trabajo de espionaje que Palacios había orquestado sobre el dirigente de Familiares de las Víctimas de la AMIA Sergio Burstein.
A Chamorro, jefe de la Metropolitana hasta ayer, el gobierno de Macri lo echó por haber investigado la situación financiera de legisladores de la oposición, de Horacio Rodríguez Larreta, del dirigente de los municipales Patricio Datarmini y hasta del director del diario La Nación, Bartolomé Mitre. Chamorro, ex comisario de la Federal, era la mano derecha del procesado y detenido Palacios, también ex Federal.
El Fino pasó la noche en la Comisaría 46ª, de Retiro. Cerca de las 21, Oyarbide le informó a su abogado que rechazaba su pedido de “eximición de prisión”. Palacios, entonces, fue a Comodoro Py; le leyeron sus derechos y lo llevaron, en auto de civil y sin esposas, a la Comisaría 46ª.
Así, la policía porteña acumuló dos jefes despedidos antes de salir a la calle. Ayer, incluso, se confirmó una nueva dilación en su estreno.
Desde la oposición actualizaron el pedido de interpelación al ministro de Seguridad, Guillermo Montenegro, flamante jefe de la policía hasta que, en diciembre próximo, asuma el designado Eugenio Burzaco. Pero los opositores fueron por más en la cadena de responsabilidades. También le reclamaron explicaciones a su jefe político, Mauricio Macri, quien designó a Palacios al frente de la fuerza PRO, incluso en contra de la voluntad de Montenegro.
Mientras se multiplica esta trama de espionaje, Macri continúa su gira por Madrid, en plan de instalar su estatus presidenciable a escala internacional. Recién volverá mañana a la tarde. “Es imprescindible que Macri se haga cargo de esta situación. Que vuelva ya de España y deje de echarles la culpa a los otros. El que trajo a Palacios y Chamorro fue él”, acusó el legislador Gonzalo Ruanova, uno de los opositores investigados por Chamorro a través del Nosis, un programa más completo que el Veraz y que presta informes comerciales y financieros.
Junto a la legisladora opositora Silvia La Ruffa, otra de las investigadas por Chamorro, Ruanova declaró ante el juez Oyarbide ayer por la mañana en Comodoro Py. El juez les informó que Chamorro indagó sobre su situación financiera, vía Nosis, el día 24 de agosto. Un día antes de que El Fino Palacios, por entonces cuestionadísimo por la oposición y organismos de derechos humanos, presentara su renuncia.
El ministro Montenegro también pasó por Comodoro Py, su antiguo lugar de trabajo como juez federal. Se presentó ante Oyarbide para averiguar sobre los cargos contra Chamorro. Se quedó apenas 10 minutos y se fue a la sede del gobierno porteño, donde lo esperaba un comité de crisis con los principales funcionarios PRO.
A las 13.50 de la Argentina, cuatro horas más en Madrid, Macri le ordenó a Montenegro por teléfono: “¡Echalo!”. También se le escapó algún que otro insulto al alcalde porteño. Al lado del ministro de Seguridad, en Bolívar 1, estaban Rodríguez Larreta, el secretario General Marcos Peña, el legislador Diego Santilli y el asesor de confianza de Macri, José Torello.
Enseguida llegó una conferencia de prensa sin suspenso. La suerte de Chamorro ya estaba echada. “No es ilegal ni implica espionaje, pero en este contexto no es ético”, explicó Montenegro sobre la inquietud patrimonial que había desarrollado Chamorro desde su estudio jurídico, en una oficina que comparte con la consultora Strategic Security Consultancy, del Fino Palacios.
Casi no hubo autocríticas de parte de Montenegro ni de Rodríguez Larreta. Lo más parecido fue una curiosa lectura del ministro de Seguridad sobre la idoneidad de los malogrados Palacios y Chamorro. “En un primer momento, creímos que eran las personas indicadas para conducir la fuerza. Ahora creemos que es Burzaco”.
Un paseo “presidenciable” en Madrid
El nuevo conflicto en su gobierno sorprendió a Mauricio Macri en medio de una gira por España que había programado para instalar su figura en el exterior, como parte de su carrera hacia la candidatura presidencial. Después de reunirse con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y con el rey Juan Carlos de Borbón, Macri estampó su sonrisa en el diario español El País bajo el título: “No hay obstáculos para que yo vaya a las elecciones”. Alentó, así, sus ambiciones presidenciables de cara a 2011. El jefe de Gobierno porteño, incluso, se refirió a su viaje casi en términos de candidato nacional. “Tengo la obligación de mostrarle al mundo otra cara de la Argentina distinta a la de la confrontación y el aislamiento que han planteado los Kirchner”, explicó. Sobre la trama de espionaje que afecta la gestión PRO, Macri opinó que “el Gobierno (nacional) tiene capacidad de daño. Las denuncias claramente quieren correr el foco de atención”. Apeló, una vez más, al argumento de que la culpa la tiene el kirchnerismo. Y después tuvo que sumergirse en el conflicto.
