Una ciudad que incluya

1

Por el diputado porteño Juan Francisco Nosiglia.

Una ciudad que incluya

Hoy empezamos a cerrar la campaña con una gran reunión en la Villa 19 – Barrio Inta con referentes de Villa 20, Barrio Ramón Carrillo, Villa 31, Barrio Pirelli, Los Piletones, Ciudad Oculta, Barrio Lacarra, Piedrabuena, Asentamiento Las Palomas, Asentamiento Esperanza, Asentamiento María Auxiliadora, Villa 3 – Fátima, Asentamiento Obrero y dirigentes sociales, quienes entregaron a Martín y los candidatos de ECO un documento sobre la situación de las Villas y Núcleos Habitacionales Transitorios de la Ciudad y propuestas y pautas para su urbanización. Lo hicimos en pleno Barrio Inta, una de las Villas que el PRO dice haber urbanizado pero donde todavía las carencias sobresalen.

Buenos Aires tiene una gran deuda con el sur de la Ciudad y con sus Villas y asentamientos, asumimos el compromiso de cumplir con las leyes de urbanización vigentes y llevar los mejores servicios públicos a los barrios postergados para hacer una Buenos Aires más inclusiva y más igualitaria.

DOCUMENTO VILLAS Y NHT DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Estimado Martín, a través de este documento, nosotros referentes, vecinos, delegados y presidentes de villas y NHT de la Ciudad deseamos transmitirte nuestra visión acerca de la problemática de los barrios más postergados en la Ciudad de Buenos Aires:

En los últimos años, mientras se hicieron decenas de promesas y falsos anuncios, las villas crecieron y se multiplicaron en la Ciudad, solamente entre 2010 y 2014 y según datos del GCBA, la población en villas aumentó un 70% y pasó de 163.000 a 275.000 personas.

Más allá del aumento cuantitativo lo cierto es que al mismo tiempo crece la dimensión y complejidad de la problemática en cuestión: viviendas insuficientes, insalubres y peligrosas, familias hacinadas, infraestructura colapsada que provoca recurrentes desbordes e inundaciones con aguas servidas, servicios públicos deficientes y ausencia del Estado.

Además de estos aspectos físicos que hacen al hábitat, se padecen otros aspectos intangibles para quien apenas observa una villa desde el borde o una autopista. La ausencia del Estado se ve también en aspectos que hacen a la salud, la educación, el empleo, la seguridad, los servicios en general.

Nosotros estamos convencidos que las soluciones solo serán efectivas si se las encara desde un enfoque multidimensional. Los procesos de urbanización deberán combinarse con políticas de desarrollo económico y social como única alternativa para superar el asistencialismo y el estancamiento.

Sin embargo, la actual gestión sólo realiza intervenciones puntuales, como atender situaciones de emergencia u obras secundarias como alguna placita o pintura de frentes. Estas acciones no cambian sustancialmente las condiciones de vida de los habitantes -con excepción de la de los punteros que manejan las cooperativas que realizan esas tareas-. De esta manera, sin un plan integral, será imposible encarar y resolver un problema de tal magnitud y complejidad.

Tampoco se ha mostrado interés en activar una herramienta central como es la Ley 148/98. La misma fue sancionada el 30 de diciembre de 1998 por la Legislatura y dispone la creación de una Comisión Coordinadora Participativa (CCP) con el objetivo de “diseñar los lineamientos generales de un programa integral de radicación y transformación definitiva de las villas y NHT”, “contemplando: regularización dominial; urbanización integral e integración de los barrios al tejido social, urbano y cultural de la ciudad; desarrollo de políticas sociales activas e integrales; planificación participativa del presupuesto afectado; e incorporación, a través de metodologías autogestionarias, de los pobladores afectados al proceso de diagramación, administración y ejecución del programa”.

Esta Ley generó enormes expectativas que al poco tiempo fueron defraudadas. A pesar del tiempo transcurrido, la CCP nunca se constituyó. La primer operatoria, el Programa de Radicación, Integración y Transformación de Villas y NHT (PRIT) fue creado en 2001, pero con un presupuesto exiguo, su actuación nunca pasó de realizar tareas y trabajos de pequeña escala. Hoy está virtualmente extinto.

En el transcurso de estos años, la Legislatura aprobó otras como la Ley 403 que dispone la creación del Programa de Planeamiento y Gestión Participativa de la Villa 1-11-14 para ejecutar el Plan Integral de Urbanización; la Ley 1770, que dispone la urbanización de la Villa 20, o la Ley 3343 que lo hace con respecto a la Villa 31-31Bis. Ninguna de esas leyes fue puesta en práctica por el Ejecutivo.

Creemos que es prioritario que el Gobierno de la Ciudad inicie un proceso de urbanización en todas las villas y NHT, no solo porque es una necesidad de quienes habitamos en las villas, sino de todos quienes queremos ver crecer la Ciudad con más equidad.

Para que estas políticas sean exitosas deberán ser participativas, continuas, coherentes e integradas.

– Participativas, incorporando a los habitantes del barrio en la urbanización y a los vecinos de los alrededores en el diseño, implementación, control de gestión y eventual reformulación de los programas, proyectos y planes. Será además la mejor manera de superar conflictos producto de los prejuicios que persisten en nuestra sociedad.

Un proceso de urbanización conlleva también discusiones y la necesidad de consensos entre vecinos y gobierno y vecinos entre sí. Por esto es fundamental fortalecer las Juntas Vecinales representativas elegidas democráticamente para que cumplan un rol clave en la generación de consensos y resolución de conflictos.

– Continuas, pensando en la planificación a mediano y largo plazo como una Política de Estado que garantice la retroalimentación, perfeccionamiento y efectiva concreción, independientemente del signo político de los gobiernos de turno. La urbanización de un barrio lleva meses, y la de todas las villas de la Ciudad, años que exceden la gestión de un gobierno.

– Coherentes e integradas, combinando y potenciando las acciones en salud, vivienda, educación, empleo, renovación y regeneración urbana, infraestructura y saneamiento ambiental. Para esto será necesaria la cooperación y coordinación entre las distintas áreas de gobierno y entre los distintos gobiernos con injerencia en el Área Metropolitana.

Somos conscientes de que los recursos disponibles no son infinitos, por eso deberán utilizarse con responsabilidad de manera de garantizar eficacia y equidad. Es necesario asegurar su correcto uso, por ejemplo: a la hora de asignar viviendas, realizando cruces entre los censos de las distintas villas y de estas con el de la Ciudad para evitar las avivadas de inescrupulosos, así como también un mayor control sobre las ayudas destinadas a comedores, entrega de materiales, colchones, etc., a fin de evitar su utilización en negocios personales o acciones clientelares.

Un proceso de urbanización debe involucrar:

Regeneración Urbana:

Desde el punto de vista del planeamiento, la urbanización de una villa no se trata solamente de construir viviendas, sino de ´hacer Ciudad´ convirtiendo lo público en un mecanismo de igualdad social. Por lo tanto, dicho proceso deberá inscribirse dentro de un plan de desarrollo urbano que incluya al barrio circundante y la integración al mismo a través de la continuidad de la trama urbana, calles, avenidas y áreas verdes.

Integración Urbana:

Las ciudades, como manifestación física de la sociedad, nos hablan de la idiosincrasia, la historia y la cultura de sus habitantes. Revelan la forma en la que estos se relacionan y conviven. Por eso la fractura física es reveladora de la fractura social. La dimensión de esa fractura nunca es tan notoria como cuando bordeamos una villa.

La ruptura de la continuidad de la trama y el tejido urbano por otro caótico repleto de pasillos laberínticos conlleva un mensaje: allí comienza algo distinto a la Ciudad; comienza algo con sus propias leyes. Es otra ciudad dentro de la Ciudad.

Por eso el proceso de regeneración urbana al que hacemos referencia deberá poner especial énfasis en que los bordes de las villas deben dejar de ser límites entre una cosa y otra, para convertirse en lugares de encuentro. Esto se logrará localizando nueva infraestructura social: bibliotecas, centros culturales, espacios deportivos, parques, plazas, espacios de juego, espacios para la tercera edad, centros de emprendedores, etc. Necesitamos la mejor infraestructura y los mejores servicios públicos justamente acá, donde más los necesitamos. Sin escatimar en calidad y excelencia de manera de fortalecer un mensaje de integración, constituyendo además verdaderos íconos que cambien radicalmente la connotación que estos barrios tienen actualmente.

Política de Tierra:

Casi sin tierras libres suficientes, si se destina para cada vivienda lotes mínimos de 80 a 100 m2, más las superficies para plazas y calles, el espacio disponible actualmente en las villas sería insuficiente para un adecuado proceso de urbanización. Para poder reducir la excesiva densidad actual es necesaria una política de tierras activa que incorpore terrenos cercanos para la construcción de nuevas viviendas.

Empleo:

En las villas de la Ciudad se estima que solamente el 6% tiene trabajo formal, el 37% trabajo informal y un 26% vive de changas. Los subsidios o la AUH sirven para paliar una situación de emergencia pero no para superar la pobreza. De esta manera se permite subsistir, pero no recuperar la dignidad que da un empleo o el hacer uso de la libertad para mejorar la calidad de vida en base a propias decisiones y esfuerzo. En cambio se pretende transformar a los pobres en obligados dependientes de la ayuda oficial sin ninguna perspectiva de futuro.

Es importante ayudar a la sustentabilidad de estos nuevos barrios a través de políticas orientadas a impulsar nuevos emprendimientos y la generación de empleo. Por ejemplo, un sistema de microcréditos acompañado con cursos obligatorios y asesorías en actividades productivas y formación de empresas. Fortalecer las cooperativas y la economía social controlando que no se utilicen estas formas asociativas para otros fines.

Educación:

Es universalmente aceptado que la educación es la herramienta fundamental para enfrentar la desigualdad social en tiempos donde las posibilidades de desarrollo humano van de la mano del conocimiento. Por eso vemos con preocupación el derrumbe en la calidad de la Educación Pública, que afecta especialmente a los sectores más vulnerables que no tienen otra posibilidad. Así la pobreza se reproduce de generación en generación.

Es clave que las escuelas públicas a las que asisten los más pobres no tengan nada que envidiar a las mejores escuelas privadas en lo que respecta a calidad edilicia, enseñanza y equipamiento. Se les estaría dando además un fuerte mensaje de inclusión que elevaría su autoestima e interés por el aprendizaje. Esto sería beneficioso además para el desarrollo del país, que se vería potenciado al ser mayor el número de ciudadanos que puedan desarrollar plenamente sus capacidades.

Buen comienzo:

La mala alimentación, la necesidad de ocuparse en changas a temprana edad y la descomposición de los núcleos familiares hace que muchos que nacen en un hogar pobre no completen sus estudios. Para asegurar un proceso de aprendizaje exitoso, es importante implementar programas que acompañen a los niños desde su nacimiento garantizando un desarrollo equitativo en cuanto a nutrición, salud y recreación. Necesitamos muchos más jardines maternales en nuestros barrios.

Situación frente a la salud:

En la mayoría de los casos las condiciones de vida no cumplen con los estándares mínimos de salubridad: deficiencias de las instalaciones cloacales y del servicio de agua potable, falta de control de plagas, hacinamiento, inexistencia de una adecuada ventilación e iluminación en las viviendas. Estas condiciones de hábitat hacen que la mayoría de los vecinos sufran enfermedades respiratorias e infecciones. A esto se suma la precariedad de las construcciones, que facilitan los accidentes. Al igual que en el caso de la educación, el deterioro de la salud pública afecta gravemente a esta franja de la población que mayoritariamente no cuenta con cobertura al no contar con empleo en blanco ni medios para recurrir a una prepaga.

En este caso, a la necesaria mejora en la calidad de la Salud Pública deberá acompañársela con la mejora en las condiciones de hábitat.

La situación de emergencia sanitaria existente exige priorizar el acondicionamiento de los servicios cloacales y de agua potable cuya precariedad constituye múltiples focos de contaminación. Una vivienda y un hábitat adecuado hacen la más eficiente política de salud: la que previene y evita que la gente se enferme.

Espacios de encuentro y conocimiento:

Es una realidad que habitualmente se nos estigmatiza a los habitantes de villas. Una sociedad superficial tendiente a la generalización hace que los prejuicios sean una barrera infranqueable que nos inmoviliza como sociedad para enfrentar conjuntamente los problemas que nos afectan a todos. La única forma de derrumbar esos prejuicios es generar espacios de encuentro que permitan conocernos y trabajar juntos en la solución de problemáticas comunes.

Fortalecimiento familiar:

Las duras condiciones de vida y el hacinamiento muchas veces se convierten en obstáculos para el desarrollo y fortalecimiento de los lazos familiares. La falta de contención familiar y de educación hace que los embarazos adolescentes sean moneda corriente, de manera que una chica puede ser madre a los 15 y abuela a los 30. Esto hace que en estas familias sea mayor la cantidad de miembros menores de edad y pocos los económicamente activos, de manera que se hace más difícil para esa familia poder superar o mejorar su situación. Esto se ve reflejado en los datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina, en 2013 la población de la Ciudad de hasta 17 años representa el 28% y la de 60 años y más 14,9%, en el segmento de la población residente en villas y asentamientos esos tramos de edades representan el 46,4 y 4,4 % respectivamente. Frente a esto es necesaria la implementación de programas de apoyo familiar y educación sexual.

El creciente consumo de paco es otro componente que destruye la convivencia familiar llevando incluso a situaciones de violencia. No solo el consumidor es víctima, sino todo su grupo familiar. Deberá ampliarse el alcance y seriedad de los programas de rehabilitación y de prevención de adicciones

Seguridad:

La ausencia del Estado, tanto como garante del cumplimiento de derechos como de obligaciones, permite el establecimiento de facto de la “ley del más fuerte”, de tal manera que los vecinos de las villas sufren la inseguridad en su forma más terrible: además de los robos cada vez más comunes, deben convivir con tiroteos entre pandillas, sectores copados por los narcos y el miedo a que sus hijos caigan en el Paco. Lamentablemente, el delito y el narcotráfico son más eficientes que el Estado a la hora de contener a muchos jóvenes sin perspectivas. Frente a esto el Estado debe hacerse presente de manera contundente, y no solo como fuerza represiva, sino preventiva, esto es, cerrar las puertas del delito abriendo las puertas a las oportunidades.

Generación de Expectativas:

Frente a todas estas dificultades que imposibilitan la visualización de una salida, muchos finalmente aceptan resignadamente su situación como algo inevitable producto de circunstancias sobre las cuales no pueden operar. Al perderse la esperanza en un futuro mejor las expectativas se reducen a la mera subsistencia, algunos hasta pueden sentirse en una situación de bienestar sin estarlo realmente. Este quiebre de la voluntad facilita al populismo gobernante sostener una relación de dependencia clientelar; por poco que ofrezca, se va a considerar ganancia. Esto solo se puede revertir cuando las promesas comiencen a concretarse, cuando unos vean a otros de su mismo origen progresar. Se trata en definitiva de una decisión política de revertir un círculo vicioso de decadencia por uno virtuoso de progreso y con políticas sociales universales que ayuden a enfrentar el clientelismo.

No se trata solamente de poner en marcha un proceso de urbanización, se trata fundamentalmente de un proceso de Integración Ciudadana que permita que todos los porteños seamos parte de un todo, donde todos podamos reconocernos en la búsqueda de un bien común, conviviendo armónicamente en nuestra heterogeneidad y diversidad, y recuperando la dignidad y la esperanza de progreso. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *