Una alternativa para el Gobierno

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Por Mario Brodersohn

Eleconomista.com.ar – El debate actual sobre el decreto de necesidad y urgencia para crear el Fondo del Bicentenario nos dejó la sensación que el Gobierno se está ahogando en un vaso de agua o que se rasca la oreja derecha con la mano izquierda. Ha complicado de tal forma y sin ninguna necesidad ni urgencia una realidad económica que todos los economistas de cualquier tendencia política anticipaban y sabían que se iba a presentar en el 2010, esto es, que el Gobierno para pagar la deuda en dólares a fin de no volver a caer en un nuevo default no tiene otra fuente de financiamiento que recurrir a las reservas internacionales del Banco Central. En el 2008 la salida de capitales privados fue de 23.100 millones de dólares. Esta fuga de capitales se financió principalmente con el superávit comercial de 13.100 millones de dólares. En el primer semestre del 2009 la salida de capitales fue de U$S 11.000 millones de dólares. En el tercer trimestre del 2009 disminuyó la salida de capitales a U$S 3.000 millones de dólares. Como el superávit comercial fue superior a esa salida de capitales, el Banco Central pudo aumentar las reservas internacionales en el tercer trimestre en 1.000 millones de dólares comprando en el mercado ese excedente de dólares del sector privado. En el cuarto trimestre del 2009 prácticamente no se observó salida de capitales y ello permitió que el Banco Central aumentara sus reservas internacionales en ese trimestre en 3.600 millones de dólares. Este excedente de dólares del sector privado puede seguir operando en el 2010 dado que estimamos un superávit comercial externo de 13.300 millones de dólares. Hasta ahora el Banco Central compraba el excedente de dólares en el mercado cambiario inyectando pesos y luego emitía títulos públicos denominados Letras del Banco Central (LEBAC) para absorber los pesos emitidos por la compra de dólares. Nuestra propuesta alternativa es muy simple. Que de ahora en adelante el Banco Central compre los dólares y para absorber los pesos emitidos venda Letras de Tesorería (LETES). El Tesoro con los pesos que obtiene de la colocación de las LETES le compra al Banco Central los dólares. En los últimos tres meses del 2009 las compras de dólares por el Banco Central fueron de 1.000/1.200 millones de dólares mensuales. En esta propuesta sería el Tesoro Nacional el que compraría esos dólares excedentes para hacer frente a los vencimientos de intereses y de capital de la deuda en dólares. Por lo tanto, el Tesoro contaría con los dólares necesarios para pagar la deuda en dólares en tiempo y forma sin ninguna necesidad de recurrir a las reservas internacionales del Banco Central.

En realidad, esta propuesta lo que señala es que el Tesoro Nacional en lugar de endeudarse con el Banco Central colocando un título público por los 6.500 millones de dólares como contrapartida del Fondo del Bicentenario, pasa a endeudarse en pesos con el sector privado colocando LETES. Con esos pesos compra los excedentes de dólares del sector privado, lo cual le permite hacer frente a los servicios de la deuda en dólares. Vale advertir que nuestra propuesta implica que no sea el BCRA el que financie el déficit del Estado, sino que sea el sector privado mediante la compra de LETES. En otras palabras, pone de manifiesto el tema no resuelto y central que es el déficit fiscal. Además, esta metodología de financiamiento evita toda posibilidad de embargo hoy actualmente vigente con la creación del Fondo de Bicentenario. Por último, la imprudencia de la política fiscal en los últimos años llevó a que el Gobierno agote el superávit primario y por lo tanto, no disponga de los recursos necesarios para afrontar los vencimientos de la deuda pública en 2010. Ahora bien, ante esta realidad en la que el Gobierno ya no dispone de superávit fiscal como tampoco acceso al crédito, en el debate instalado en la sociedad no puede existir margen para poner en duda el uso de los fondos públicos para el pago de la deuda, a menos que quien lo proponga baraje como alternativa volver a una situación de default como en el 2001. A la irresponsabilidad en el manejo fiscal los últimos años, poner en duda el pago de la deuda cuando el Estado dispone de recursos para evitarlo, sería sumar irresponsabilidades en la gestión pública.

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