Se cayó otro techo en el Mariano Acosta
La Comisión Técnica del colegio asegura que nunca se terminaron las obras de refacción de los cielorrasos, las escaleras y los patios.
El Acosta, en Urquiza y Moreno, agrupa a chicos de primaria, secundaria y el terciario de magisterio. Son tres mil alumnos durante los turnos mañana, tarde y noche. El desprendimiento se produjo el lunes, cerca de las cinco, cuando el cielorraso de uno de los pasillos que conduce a las seis aulas donde estudian idiomas se desplomó. Por esa ala, que denominan “La Siberia” o “Transiberia”, transitan todos los días decenas de alumnos y profesores. “El techo que se cayó es el cielorraso original de la escuela, antiquísimo y muy alto: tiene más de cuatro metros de altura. El de mampostería arrastró al cielorraso suspendido de durlock que puso un metro y medio más abajo la empresa constructora Bricons que licitó esta obra”, dijo un papá.
Los padres reclamaron al Ministerio que busque soluciones: fueron recibidos ayer por el arquitecto Mariano Heck, un funcionario de Infraestructura Escolar que les prometió una audiencia con el titular del área la semana que viene y les ofreció también un plan de reparación “rápida” con contratación directa. Se negaron: “No queremos otro parche, sólo soluciones definitivas. Ya adelantamos que esto iba a ocurrir, tenemos un informe de la Facultad de Ingeniería de la UBA que determinó el estado decadente del edificio. Hace un año y medio, cuando asumió Mariano Narodowski le entregamos una copia en mano de ese informe y él se comprometió a resolver los puntos más urgentes, entre los que se encontraba este techo. Sólo se resolvieron cuatro de los 90 puntos. Los techos de La Siberia no figuran entre esos cuatro puntos”, dijo un papá. El primer desprendimiento de un techo del colegio se produjo en 2002. El siguiente fue en 2007, el mismo domingo en el que se celebraban las elecciones para jefe de Gobierno: fueron unos 600 kilos que se desplomaron sobre un aula del primario. Martha Luna, otra mamá, reconoció: “Nadie salió lastimado, pero ¿cuántas veces más esa suerte nos va a acompañar?”. El arquitecto Heck se defendió: “Los edificios antiguos tienen sus movimientos pero intentamos solucionarlo. Este colegio no se cae a pedazos ni está abandonado. Este desprendimiento no tuvo las mismas características que el de 2007 y, además, tenemos cuatro personas fijas en el colegio para resolver cualquier problema que surja”.
