Polémica por el canje de bonos con CER

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Prat-Gay y Economía debaten por su costo.

La Nación – El canje de bonos ajustables por inflación que cerró esta semana generó una fuerte polémica en torno del ahorro para el Estado y de su utilidad en la estrategia para volver a los mercados.

Luego de que el ministro de Economía, Amado Boudou, definió la operación como "un gran éxito" y destacó la postergación de pagos por unos $ 7200 millones para los próximos tres años, comenzó el cruce de opiniones.

El canje tuvo una aceptación del 76% y significó una postergación de US$ 1891 millones en los próximos tres años, a cambio de bonos 2014 y 2015, atados a la tasa Badlar del Banco Central.

El ex presidente del Banco Central Alfonso Prat-Gay dijo que "el canje es pan para hoy y hambre para mañana", ya que, aunque genere una quita de $ 1800 millones en la deuda nominal, suma $ 6500 millones en intereses para los próximos años.

En diálogo con LA NACION, el ahora diputado electo de la Coalición Cívica consideró que "este canje no fue para volver al mercado; para hacerlo, habría que arreglar el problema del Indec, no utilizar las facultades delegadas ni los DNU y reformar el Consejo de la Magistratura".

"El razonamiento oficial es que, al no tener financiamiento, negocia con aquellos que están atrapados, con la misma lógica que en el canje de 2005, al regalarles un bono que tiene numerosas ventajas", se quejó.

Finalmente, el economista advirtió: "El Gobierno debe explicar cómo cerrará el programa financiero 2010 porque con los fondos dentro del sector público no es sostenible. Ningún país paga todo, más bien se refinancia".

Pero cerca del ministro Boudou indicaron a LA NACION que "este canje incluso soluciona el problema para el primer año del próximo gobierno" y consideraron que Prat-Gay "critica lo mismo que él haría si tuviese a su cargo el manejo de la deuda".

En ese sentido, aclararon que "es lógico que a partir de alargar plazos haya que pagar más, porque de lo contrario nadie ingresaría en el canje". Sin embargo, ratificaron que con la operación se cumplieron dos objetivos: "Descomprimir el calendario de pagos de los próximos años y, al igual que con una emisión, asumir menores obligaciones de corto plazo a cambio de mayores en el futuro".

Más aún, afirmaron que "en el contexto de aversión al CER" (subestimado desde 2007 a raíz de la manipulación de las estadísticas oficiales), una colocación "hubiera tenido un costo financiero muy alto". Finalmente, cuestionaron la proyección de crecimiento de los intereses asumida por Prat- Gay (de $ 6500 millones).
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Equidistantes de la disputa política mencionada, los economistas Daniel Marx, Miguel Kiguel y Maximiliano Castillo indicaron a LA NACION que el intercambio de bonos sólo será ventajoso para el país si el Gobierno sigue dando nuevos pasos para bajar el costo del pago de la deuda. Marx opinó que "el canje debe tomarse como una señal de diálogo con los mercados porque el ahorro en sí es bajo; claramente la medida clave es arreglar lo del Indec porque es cero costo financiero a cambio de la posibilidad de recibir mucho dinero".

En esa sintonía, Kiguel opinó que el ahorro anunciado por el Gobierno "es relativo, porque buena parte de los fondos ya estaban en manos del Estado". Para que la situación financiera se descomprima realmente, sostuvo, "hay que salir al mercado y ésa es una decisión del país, porque plata sobra en el mercado".

También Castillo (ACM) afirmó que "el canje no alcanza y tiene una arista negativa por la suba de los pagos desde 2012".

Los hechos relevantes que miran los inversores financieros, acotó, son el arreglo del Indec y de la deuda en default.

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