Otras formas contra la inseguridad

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En el mundo se abandonan las discusiones ideológicas y se persigue la seguridad ciudadana con medidas novedosas. Por Rodolfo Terragno.

Clarín –  (SAINT-DENIS). Con el auspicio de la Unión Europea, el Foro Europeo de la Seguridad Urbana realizó en esta ciudad francesa una conferencia internacional en la que se evaluaron distintas políticas de seguridad. Fue un intercambio entre gobernantes, académicos e investigadores, en el que participaron dos ministros de François Hollande: el del Interior, Manuel Valls y el de Asuntos Urbanos, François Lamy. También estuvo una ex ministra de Nicolas Sarkozy, Rachida Dati, que pertenece a una familia magrebí (es hija de marroquí y argelina) y tuvo a cargo la cartera de Justicia en un país donde muchos atribuyen la inseguridad a la inmigración musulmana.

Durante las deliberaciones, intendentes venidos de distintas partes del mundo y expertos de la Red Europea de Prevención de la Delincuencia (REPD), expusieron ideas y experiencias, total o parcialmente novedosas. Como único participante argentino, acopié aquí datos para someterlos en Buenos Aires a un análisis plural, con vistas a una eventual política multipartidaria de seguridad.

Un muestrario de iniciativas: Asambleas públicas.

El musulmán Ahmed Aboutaleb nació y fue criado en Marruecos. Desde 2009 es intendente de Rotterdam, la segunda ciudad de Holanda, que alberga al tercer puerto del mundo y ha recibido un aluvión migratorio: marroquíes, turcos, caribeños.

Aboutaleb, junto con el jefe de policía y el fiscal de la ciudad, se reúne regularmente con los vecinos en cada uno de lo 45 barrios. En esas reuniones se monitorea la delincuencia, se aprueban medidas de prevención y se evalúan sus resultados. Aunque Rotterdam sigue siendo la ciudad más peligrosa de Holanda, la gestión Aboutaleb ha logrado bajar la tasa de delitos.

Mediadores urbanos
. La política de seguridad no se agota en la prevención del robo: debe contener la proliferación de conductas antisociales, como la violencia familiar. La mujer golpeada suele no hacer la denuncia por temor a la represalia, pero en algunas ciudades puede recurrir a un “mediador urbano”: funcionario con facultad de citar legalmente al victimario, que no puede negarse a concurrir pero lo hace sin riesgo: en esa instancia no puede ser detenido ni juzgado. El mediador conduce confidencialmente una suerte de “terapia de pareja” cuyo objetivo es desactivar la agresividad o lograr una separación pacífica.

Participación ciudadana
. En una gran ciudad, no hay forma de custodiar a cada víctima potencial. Algunos expositores citaron experiencias de vigilancia vecinal organizada, sustitutiva de la vigilancia policial. Los vecinos se turnan para vigilar su barrio, y sólo se contactan con la policía (por teléfono, SMS o Facebook) en caso de necesidad. Pregunté cómo resolver la heterogeneidad de los grupos vecinales, la falta de cooperación de algunos vecinos y los conflictos que el espionaje barrial puede crear. La respuesta, no del todo convincente, fue: “Compare esos riesgos con los de la vigilancia policial, que también los tiene, y que puede ser menos eficaz que la vecinal”.

Video contraproducentes.

El británico Martin Gill es un consultor en seguridad que usa métodos heterodoxos. Por ejemplo, con el consentimiento de supermercados, roba (él mismo) mercadería de las góndolas, y luego aconseja cómo resolver las fallas de seguridad que le permitieron irse sin pagar. También ha visitado cárceles, dialogado con presos, y descubierto técnicas usadas por los delincuentes para evitar que se los descubra. Eso lo ha llevado a creer que las cámaras de seguridad pueden ser contraproducentes. “Donde hay cámara, desaparece el vigilador de carne y hueso. Las cámaras tienen un radio de acción restringido y las pruebas que acumulan rara vez son nítidas e indubitables. La percepción y el testimonio de los controles humanos no debe desaparecer”.

Ideas como éstas -unas útiles, otra no- deben ser tenidas en cuenta si se quiere superar el simplificador y paralizante debate entre “garantismo” y “mano dura”. La seguridad ciudadana requiere una estrategia que abarque todas las causas concurrentes e incluya medidas prácticas.

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