Los alquileres saltaron del gasto popular medio que trae el nuevo índice del Indec

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La “canasta Moreno”, que está delineando el Indec para reemplazar al índice de precios al consumidor, estará terminada y lista para ser aplicada en cuanto el alza anual de la inflación “cierre” en 7,7 %. Los alquileres saldrán de la ponderación.

Mercado.com.ar – El secretario de Comercio instruyó a la jefa del organismo, Beatriz Paglieri, para que desde hoy los encuestadores circunscriban sus visitas a supermercados y locales en los que se expendan únicamente alimentos, aunque al cierre de esta edición no se sabía cuál será la reacción de sus superiores cuando traigan los valores de las frutas las verduras tomados en los locales que se dedican nada más que a ese rubro.

De todos modos, los supermercadistas hacen llegar a la repartición de la avenida Julio A. Roca las planillas semanales con las variaciones que aplican. La política de ofertas de estos grandes almacenes, que constan de productos que suben y bajan interactuando con los descuentos a las tarjetas, determina que el informe se haga con promedios, a satisfacción del cancerbero oficial de la inflación.

La línea de corte para medir la evolución de los precios son los consumos de la denominada "clase media-baja", por lo que ya la tijera dejó afuera las cuotas de los colegios privados, las prepagas y el turismo internacional, o sea, no incidirán en la inflación.

Pero, sorpresivamente, el celo estadístico de Moreno borra también a los alquileres de la ponderación, por más que no sea un gasto privativo de los sectores populares medios-altos, sino más bien todo lo contrario.

Resulta que en 2007 los alquileres para vivienda registraron subas de 60 %, aunque la ponderación oficial reconoció 20,3 %, pero como su incidencia en el índice es la misma que la de la carne, 4,495 %, se erigieron en un factor autónomo de presión a esta política antiinflacionaria en la que se cuenta hasta cada décima para promediar hacia abajo.

Un punto extra

O sea que el año pasado los alquileres le obsequiaron a Moreno un punto de inflación por sí solos, lo que lo llevó a empuñar su lápiz rojo pese a las recomendaciones de los técnicos de dejarlos como estaban porque reflejaban la evolución de los contratos ya renovados.

Sucedió que en 2007 se vencieron muchos que traían más de dos años de antigüedad y, por lo tanto, venían con muy poco movimiento. Los nuevos pegaron el salto: estadístico para Moreno y oneroso para los inquilinos.

Fue la consecuencia del fracaso de los planes crediticios anunciados por el gobierno para acceder a la vivienda propia. El Banco Nación dio de baja la línea lanzada el año pasado y saca ahora otra más flexible pero de menores plazos, a la que no cualquier sobre de sueldo tendrá acceso.

En la anterior se otorgaba varias veces el valor del alquiler, pero eso no alcanzaba para comprar una casa: el interesado debía tener en mano, para acceder a una vivienda, un monto equivalente al dinero que le daba el crédito.

Según datos de la Unión Argentina de Inquilinos (UAI), aproximadamente existen 1,7 millones de viviendas alquiladas en el país, de las cuales unas 430 mil se encuentran en Capital Federal y Gran Buenos Aires.

"Se le está exigiendo a una familia un ingreso de al menos 5.000 pesos para acceder a un crédito que permita comprar una casa más o menos digna. Y la gran mayoría no puede cumplir ese requisito", declaró Radamés Marini, y agregó: "La situación está descontrolada: estamos registrando un aumento en los alquileres, que alcanza el 100%".

Seguros

Tampoco entra en el esquema del secretario de Comercio las alzas de las renovaciones de las pólizas de seguros de los vehículos, que van de 30 hasta 50%, siendo más acentuadas para los autos viejos. Las compañías aún no informaron del incremento con los dos meses de antelación que marca la ley, con lo que no se computan.

Las aseguradoras atribuyen los aumentos a la inflación, al incremento de los accidentes de tránsito, el aumento de las reparaciones y repuestos de los autos y los robos.

Este es uno de los ejemplos más ilustrativos del desfase en las mediciones de precios, ya que el porcentaje no sólo engloba el IPC, sino las alteraciones específicas a la actividad que tuvieron los valores.

Algo similar ocurre con la negociación salarial que encaran los gremios en el marco de los convenios laborales. En ningún caso, las conversaciones se rigen por la pauta oficial, sino que se apoyan en las estimaciones privadas de inflación.

Al final, la alusión que realizara el líder de la CGT, Hugo Moyano, a que se tendrían en cuenta los precios de los supermercados para medir el salario fue un gesto a favor de la acción que viene desplegando Moreno desde el INdEC: recostarse en este macro sector comercial, al que llega como a ningún otro, para establecer un nivel testigo de inflación.

El funcionario dialoga directamente con las cúpulas de estas gigantescas organizaciones y de esa fuente le llegan a su escritorio las ponderaciones de precios relacionados con el hogar.

En el resto del arco empresario miran con recelo la relación entre el secretario de Comercio y los supermercadistas, a quienes consideran privilegiados en el marco de la política de precios.

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