Las trágicas consecuencias del populismo

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Por Facundo Suárez Lastra.

Clarín – La Plata bajo las aguas con sus muertos, evacuados y damnificados y el choque de Once con sus muertos y heridos son la expresión más clara de un modelo agotado al que le estalló en sus manos la consecuencia de su mala política. Es consustancial al populismo la concentración en el presente y el abandono del futuro. Todos los recursos tienen que ser para el ahora. Más adelante se verá. El problema es cuando el futuro no respeta el relato de lejanía y se hace presente sin aviso o mejor dicho sin que los que tenían que escuchar, hayan oído las sirenas y alarmas que sonaban por todas partes.

Eso sucede cuando gobierna el mismo partido durante casi 30 años consecutivos en la provincia de Buenos Aires, en la Nación tienen una continuidad de 10 años y ha gobernado 23 de los 30 años de democracia.

Se calcula que en los últimos diez años el gobierno de los Kirchner ha percibido unos 300 mil millones de dólares en recursos tributarios adicionales a los promedios de recaudación precedentes. Según diversos cálculos publicados en estos días con solo 400 millones de dólares se podían encarar las obras del arroyo Vega en la ciudad de Buenos Aires y el Gato en La Plata. Esto es la mitad de que lo que le cuesta al erario público el déficit de un año de Aerolíneas Argentinas.

En los mejores años de la historia contemporánea en lo que a ingresos públicos se refiere, el gobierno tomó entre otras medidas equivocadas, dos decisiones estratégicas que son el centro del problema que envuelve a la Argentina y que se manifiesta con toda crudeza en estas catástrofes.

La primera de ellas es la preponderancia del estímulo al consumo con abandono de la inversión, fundamentalmente en las aéreas de transporte y de energía. El segundo error estratégico ha sido renunciar al financiamiento externo. La necesidad de independizarse de la auditoría de los controles de los organismos internacionales para poder exhibir cifras de inflación, pobreza, indigencia y crecimiento mentirosas, llevó al gobierno de Cristina Kirchner a optar por descartar los mismos créditos con que nuestros vecinos han hecho obras públicas que generan la admiración de los argentinos.

Importa menos la impronta ideológica obsoleta en la que se inspiran, que la terrible zoncera que implica. Las estupideces y la ineficiencia no son de izquierda ni de derecha, son simplemente eso impericia y mal desempeño en el gobierno.

Hay que superar la radicalización del populismo que nos propone el actual gobierno con la profundización de la democracia. El camino es el que nos está demandando hoy la sociedad, una oposición unida con programas de gobierno a la altura de las necesidades del país y su gente, que inserte a la Argentina en el mundo y le permita a nuestro pueblo vivir a la altura de sus posibilidades. 

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