Lame Duck

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Por Gonzalo Berra.

GonzaloBerra.blogspot.com.ar – Alexis Simendinger, periodista acreditada en la Casa Blanca desde hace más de dos décadas, dice que el consenso de los analistas es que el Presidente de USA matiene el poder intacto hasta el mes 18 de su segundo mandato.

A partir de ese momento, el sistema político inicia la transición hacia un nuevo gobierno, donde el parlamento se transforma -mucho más aún- en el centro del gobierno.

Durante más del 25% del mandato, los Presidentes de los Estados Unidos gobiernan con muy poco poder.

Los políticos, oficialistas y opositores comienzan una batalla todos contra todos para ocupar la presidencia del país.

La Democracia Argentina, mucho más centrada en el Poder Ejecutivo, ha resuelto en su corta vida dos situaciones donde el Presidente de la Nación gobernaba pero no tenía el poder: luego de las elecciones de mayo de 1989 y los dos años que siguieron al triunfo de la Alianza en las parlamentarias de 1997, cuando era evidente que la rereeleccción de Menem era una quimera.

Apenas electo, Menem declaraba que el estaba listo para gobernar, que el dólar iba a estar recontra alto e imposibilitaba cualquier acuerdo para la transición entre el 25 de mayo y el 10 de diciembre de 1989. La crisis de la economía argentina era mayúscula. Operaba a pleno la restricción externa: el precio de las exportaciones por el piso, tasas de interés por la nubes, el financiamiento, cerrado.

El primer Presidente de la Democracia renunció antes de terminar su mandato.

En 1997, Menem no pudo escapar de lo que había evitado en 1994 con la reforma de la constitución.

Con el peronismo ordenado y una oposición responsable, sus últimos años de gobierno transcurrieron con una economía estacanda, con la convertibilidad agonizando administrada por el CEMA.

La serie de manifestaciones ciudadanas que culminan en el 8N y el paro del 20N, han dejado más que claro que CFK, luego de dos gobiernos exitosos (2003-2011), no tendrá ninguna chance de construir una mayoría que la habilite para rereelegir.

Luego de 9 años de gobiernos con muchos logros, los ciudadanos empienzan a mirar los errores y a ponderarlos más que a los aciertos. Los votantes, difícilmente premien el pasado. Siempre eligen a quien les ofrece soluciones futuras de sus problemas actuales.

Tampoco entienden justificaciones de errores no forzados.

Dentro de poco tiempo, será evidente para todos nosotros que nuestra Presidente ya es un lame duck.

El peronismo deberá reordenarse, con o sin kirchnerismo, y el radicalismo, dentro de la oposición, tendrá que actuar con responsabilidad para cuidar la democracia.

Y la Presidente debería asumir con mucha humildad, que los políticos no son nada más -ni nada menos- que instrumentos que utiliza la ciudadanía para administrar los asuntos públicos, los que competen a todos y todas. Mientras ellos se ocupan de los asuntos comunes, cada argentino y argentina atiende sus cosas especiales, las más importantes. Trabaja, crea riqueza, paga las cuentas a fin de mes, alimenta y educa a sus hijos, estudia, se casa, se va de viaje, toma un café con los amigos.

Dejar el poder, habiendo cumplido un mandato popular, no debería ser dramático.

Es algo natural en una democracia consolidada. 

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