La Democracia funcionó
Por Juan Pablo Zanetta.
El fracaso de la postulación de Daniel Reposo como Procurador General puso de manifiesto la importancia del sistema de contrapesos necesario en una República y que su utilización importa una mejor calidad de la democracia y no la desestabilización de un gobierno.
Ya que el hecho de ganar elecciones no habilita a los gobernantes para realizar cualquier política, si no aquellas para las que fueron elegidos.
La oposición, a la cual no se la puede considerar una unidad operativa única, esta vez logró ser eficaz para bloquear una mala propuesta del poder ejecutivo, ya que supo conjugar a las fuerzas políticas opositoras con representación parlamentaria con la sociedad civil en general.
Si bien la propuesta Gils Carbó es muy superior a la de Reposo, la misma deja al descubierto cuál es la agenda del gobierno o mejor dicho cuál no es la agenda de la Presidenta.
Pues si para el oficialismo la corrupción existiera y fuera un problema importante debería haber nominado como Procurador a un fiscal con el perfil de Rivolo que demostró su valentía y eficacia en la causa Ciccone.
Si la seguridad de los ciudadanos fuera una preocupación del gobierno nacional debería haber propuesto algún fiscal que se haya desempeñado eficazmente en la justicia criminal.
Las decisiones equivocadas conllevan un determinado costo político, el gran desafío de la oposición es intentar tener la mima eficacia para tomar la iniciativa política.
Los bloques parlamentarios, junto con las organizaciones intermedia, asociaciones profesionales y ciudadanos que a título individual se opusieron a la designación de Reposo, podrían consensuar una terna integrada por tres destacados juristas que garanticen la independencia de la justicia y enviarla al Poder Ejecutivo para que proponga a una persona de esa terna para el cargo de Procurador, de la misma forma que el Consejo de la Magistratura Nacional lo hace con los Jueces.
Pues cuando se discuten las calidades necesarias para ser designado Procurador General, el debate debe exceder a la voluntad del gobierno de turno, ya que la persona que resulte designada, por la estabilidad que le otorga la norma, trasciende al gobierno que lo nombró.
