Hasta siempre Raúl

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Por Silvana Giudici

Con una despedida masiva, con familias enteras gritando el nombre de Raúl Alfonsín, con un país recordando su figura, asistimos a la partida más trágica y conmovedora de estos primeros años del siglo 21.

 

Trágica porque nuestro país no puede darse el lujo de perder físicamente a figuras de la talla de Raúl Alfonsín, el padre de la Democracia. Conmovedora porque nuestro país brindó un homenaje sincero a la figura del dirigente radical que recuperó los valores republicanos perdidos en la última dictadura militar y nos enseñó que la conducta es el mejor legado para la posteridad.

 

Estos días en que despedimos a don Raúl, nos encontramos como pueblo. Salieron a la luz las viejas boinas blancas y ese orgullo que tenemos los radicales de haber tenido en nuestras filas a un dirigente y estadista tan grande.

 

Fue un luchador incansable por el respeto de los derechos humanos. No esperó a que se fuera la dictadura para luchar contra los abusos de ella, ayudó a los familiares de detenidos desaparecidos; no tuvo miedo, aún en momentos de euforia triunfalista, de alzar su voz en contra de la guerra de Malvinas, y la elevó aún más y se opuso a esa matanza a la que llevaron a nuestros jóvenes.

 

Representa el espíritu de la democracia, y es un emblema de la institucionalidad y el fortalecimiento del sistema republicano. Nunca flaqueó ante los desestabilizadores y soportó ataques feroces.

 

Su legado, que muestra una fuerte y férrea defensa del dialogo y los consensos, servirá para la unión entre todos los argentinos, logrando de este modo construir la Patria Grande que el anhelaba.

 

Desde nuestro espacio político, Iniciativa por Buenos Aires, acompañamos como militantes la despedida del hombre, militante, radical, reformador, luchador y estadista que fue Raúl Alfonsín, a la que asistieron miles de argentinos, radicales, independientes y de otros partidos para demostrar el respeto por este gran líder. También le expresamos nuestras condolencias a su familia, así como también nuestro agradecimiento por su gran valía.

 

No se fue un político más, se fue un espejo en el que debe reflejarse toda la clase política argentina. Un ejemplo de austeridad, tesón, generosidad política y devoción a sus conciudadanos y al radicalismo. Un correligionario que, más allá de las palabras de algunos oportunistas, demostró que el radicalismo es una opción, que nos mostró el camino de la Democracia.

 

Es una gran pérdida no sólo para nuestro país, sino también para Latinoamérica, y para todos aquellos que vimos en él, a un prócer de la democracia y defensor de la las instituciones republicanas.

 

Pero las pérdidas sirven para crecer y ver que esa luz nos guiará en el camino de la reconstrucción de los valores democráticos en la Argentina, que iluminará el paso de quienes queremos un país grande, sin revanchismo y con ciudadanos comprometidos con el crecimiento de nuestra Nación, y con una clase política acorde.

 

Las multitudes no lloran por un político mediocre, ni por los corruptos, ni por aquellos que creen que todo se reduce a una billetera. Las multitudes sólo demuestran, con esta contundencia, su afecto a quienes los conmueven, a quienes mostraron un compromiso con la libertad y la Democracia.

 

Y como despedida, desde nuestro corazón de militantes le decimos a don Raúl que nuestra despedida es como dijo el senador Ernesto Sanz en su despedida en el Senado de la Nación: “en nombre de una generación de argentinos a las que el abrió las puertas de la política, yo vengo a decirle, adiós Raúl, seguimos siendo, como siempre, la vida y la paz”.

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