Estamos en problemas

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Por Daniel Della Costa.

La Nación – Los criollos ya tienen un motivo para estar contentos: la imagen ideal de la situación económica y social del país acaba de ser canonizada por la Presidenta en Ginebra y elevada a la categoría de panacea para solucionar los problemas que hoy afectan a gran parte del mundo habitado. Lo que no está nada mal, sobre todo si se toma en cuenta que la selección de Maradona apunta decididamente al fiasco y que el tango ya no interesa ni a los japoneses.

Lo que no ha destacado bien la prensa es la cuota de audacia implícita en este ponderable anuncio. En primer lugar, porque podía ocurrir que la audiencia estuviera al tanto de lo que ocurre en el país y en lugar de aplaudir, como lo hicieron, aquello se transformara en un concierto de risotadas. Pero afortunadamente eso no ocurrió, acaso porque a esas reuniones internacionales sólo concurre gente muy educada. O, también, porque si alguno de los presentes estuvo alguna vez por acá, habrá sido hace mucho tiempo y de aquel viaje sólo recuerde el paseo por Caminito y el bife de chorizo gigantesco que le sirvieron en una parrilla de Palermo Hollywood.

Sin embargo, también ese audaz anuncio en un foro internacional implicaba un peligro en el orden interno. Porque la idoneidad del modelo para paliar la crisis está más que en duda. Hasta ahora, que se sepa, ningún cartonero ha podido cambiar el carrito y el jamelgo por una 4×4; dormir al sereno sigue siendo la única opción para miles de tipos; las villas miseria ya están a tiro de piedra de la Jaula Rosada; los bares cierran de a centenares por la falta de clientes, y todas las fichas para la recuperación vuelven a estar puestas en China y en que se recupere el precio de la soja (y que haya soja para vender).

Pero aquí, en el país, también tenía los flancos bien cubiertos. Es que al hacer ese gracioso anuncio en el exterior, pero en plena campaña electoral, fue interpretado como una muestra más de lo divertidos y ocurrentes que suelen ser los políticos criollos cuando se disputan el poder. Y en este contexto, pintar como "el modelo", de aplicación, no sólo local sino universal, lo que hace más de medio siglo pretendió imponer el primer peronismo sin otro resultado que la decadencia del país y el aburrimiento de sus habitantes, es de una audacia digna no sólo de merecer el aplauso en una reunión modesta, como la reciente de la OIT, sino hasta de cosechar montones de bises en algún teatro de la calle Corrientes.

Claro que también cabe esta otra posibilidad: que no se tratase de un dislate más de tiempo de elecciones, sino que creyera en serio que con ese "modelo" se solucionan los conflictos del país y del universo. En cuyo caso, estaríamos en problemas. Porque, si de volver a los 50 se trata, esto viene acompañado de negras nubes sobre la libertad de prensa, la ingerencia del Estado hasta en los fideos de los domingos, la idolatría de los líderes y además, bajo los K y como ya se está viendo, un espeso capitalismo de amigos y parientes.

"Hoy me levanté con ánimo destituyente -reconoció el reo de la cortada de San Ignacio-. Ya ni siquiera pido que me aumenten la jubileta. Pero lo que me da bronca es que si con nuestra guita están salvando al país, a nadie se le haya ocurrido todavía levantar un monumento al jubilado desconocido al lado del Obelisco."

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