El mejor test para progresistas

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El Gobierno suscribe políticas a las que no duda en rotular de progresistas. Quizás algunas preguntas contribuyan a definir si realmente lo son o se acercan a un populismo retórico que beneficia a pocos, que no son precisamente los más débiles.

Clarín – Usted, lector, probablemente es socialista, radical, peronista oficialista o de los otros, cívico, liberal social, integrante de esa difusa centroizquierda, marxista -no muy ortodoxo porque no es la moda-, o independiente, pero ciertamente no es conservador, cosa que estaría muy mal vista en Argentina. En cualquier caso usted, como yo, se siente progresista . Pero como la política está revuelta en estos parajes, y no todo es lo que parece, para conocernos mejor, como quería Sócrates, le propongo someternos a un breve test, una especie de ADN político ; claro, con la mayor reserva, porque el lector de sus resultados será únicamente usted. ¡Mire si resulta que usted o yo somos más conservadores de lo que creíamos! Son pocas preguntas sobre políticas públicas heterogéneas, pero que dibujan un perfil de preferencias.

¿Usted cree que, a la par de cobrarles menos impuestos a los pobres, hay que concentrar la carga sólo en los ricos , aliviando a la clase media; o piensa que, por ejemplo, el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias no debería subir demasiado , contra lo que suelen reclamar los trabajadores mejor pagados de la economía en blanco? ¿Usted está de acuerdo en concentrar recursos en la red carretera y en subsidiar a la industria automotriz, o preferiría un balance más orientado a priorizar el transporte público, la red ferroviaria y la hidrovía ? ¿Aprueba el subsidio del Estado a empresas quebradas , bajo el argumento de preservar la fuente de trabajo, o elegiría un fortalecimiento del seguro de desempleo , con políticas activas de reinserción laboral? ¿Aprueba la proliferación de feriados (para aliviar tensiones), o le preocupa más la pérdida creciente de días de clase de los chicos y la imagen real de país del facilismo? ¿Respalda la siembra de nuevas universidades estatales en detrimento inevitable de los recursos para la educación inicial y básica, o preferiría reforzar estas últimas y reforzar también en las universidades los niveles de exigencia profesional y el desarrollo de la investigación ? ¿Entiende al federalismo como una autonomía en la que cada provincia se arregla de acuerdo a su capacidad de producir riqueza, o lo piensa también como un proceso redistributivo tendiente a disminuir las asimetrías sociales del país? Descuento que usted no quiere que una persona que la necesita quede sin asistencia médica, pero, ¿aprueba que los pobres se atiendan sólo en los hospitales estatales y los sectores medios y altos en privado a través de obras sociales y prepagos, y escalonado según sus capacidades contributivas, o votaría por un seguro universal que garantice acceso y calidad de servicio más igualitarios? ¿Usted está convencido de que se volverá a un mercado de trabajo con pleno empleo asalariado , que incluye la seguridad social, o piensa que los tiempos aconsejan separar la protección social , implementando una seguridad social básica universal e igualitaria independiente de la historia laboral de cada uno, que en una primera etapa cubra a los niños, los viejos, embarazadas, discapacitados y desempleados, y en la segunda avance hacia un ingreso básico para todos ? ¿Aceptaría usted pagar un poco más por el gas que utiliza en su casa , que es barato, para que los más pobres paguen menos por el envasado que usan , que es bien caro? No se me escapa que usted adivina mi respuesta y me deja sin conocer la suya; es el costo del que publica, que genera un diálogo cuyas partes no se encuentran. A pesar de ello, agrego un comentario más: buena parte de los que se sienten progresistas están convencidos de que a todo lo que beneficia a un sector del pueblo hay que defenderlo (sueldo, plan social, obra pública, etc.).

Es central en el pensamiento populista, inequívoco en la orientación del matrimonio gobernante, sus adherentes, y algunos grupos opositores.

Pero muchas veces tales beneficios implican indirectamente la omisión de otros para sectores alejados y más débiles .
El “progreso” populista deviene en una sumatoria de pequeños y grandes privilegios. E introduce una notable turbiedad en la discusión de asuntos públicos en Argentina. Para la política es fácil denostar la codicia de los poderosos; mucho más difícil resistir reclamos populares. Si ella es, como decía Aristóteles, el arte de lo posible, no será en balde el test de progresismo, para saber dónde deberíamos ir, en la construcción de una sociedad que supere desigualdades flagrantes, y al mismo tiempo, evaluar la viabilidad de alcanzarla.

Por ello, hagámoslo, lector. Cuanto menos nos servirá como examen de conciencia, y a lo mejor logramos que la retórica y la política se junten en los hechos.

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