Desvío de fondos oficiales

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Editorial del diario La Nación.

Durante la campaña presidencial del año último, la entonces senadora y primera dama, Cristina Fernández de Kirchner, realizó cinco viajes al exterior en los que gastó, con sus comitivas, cerca de ocho millones de pesos durante los 24 días que, en total, le insumieron esas giras.

Desde octubre, el juez federal Norberto Oyarbide investiga esos gastos, porque se pagaron con fondos oficiales y, según la denuncia que dio origen al expediente, es preciso determinar si se incurrió en malversación de caudales públicos, peculado y dádivas. Posteriormente, se supo que, en principio, los recibos de gastos aportados hasta ahora a la Justicia por las autoridades, no alcanzarían para justificar el total de los gastos.

Si bien el Gobierno argumentó que la actual Presidenta efectuó esas giras por Francia (en febrero), Ecuador y Venezuela (marzo), México y Estados Unidos (abril y mayo), España (julio) y Alemania y Austria (septiembre) en su calidad de primera dama, a nadie escapa que se concretaron durante un año electoral y coincidieron con la campaña presidencial. Por lo tanto, cabe plantearse si no se habría usado el dinero estatal para favorecer a la entonces candidata por el oficialista Frente para la Victoria.

Estas fundadas sospechas resultan abonadas al reparar en el hecho de que el vocero presidencial, Miguel Núñez, formó parte de algunas de esas comitivas, por lo menos, de las que viajaron a Francia, Ecuador y Venezuela. La gira por los dos últimos países también contó con la presencia del canciller Jorge Taiana y del ministro de Infraestructura, Julio de Vido, mientras que la organización de los aspectos prácticos de los viajes, como los referidos a los hoteles y transportes, estuvo a cargo de otro funcionario, Héctor Daniel Mazza, de Ceremonial de la Casa Rosada.

La falta de transparencia de estos viajes fue evidente desde el primero de ellos. En febrero del año último, tras el periplo por Francia, la organización civil Poder Ciudadano formuló un pedido de información pública sobre la comitiva y los gastos. La ausencia de respuesta, explicó Laura Alonso, directora ejecutiva de esa entidad, motivó una denuncia ante la Oficina Anticorrupción. Como en la visita a Austria y Alemania la empresa automotriz Volkswagen puso a disposición de la delegación argentina un avión de su propiedad, Alonso planteó que, si se trató de un viaje oficial, "se violó la ley de ética de la función pública", ya que los funcionarios no pueden aceptar obsequios ni dádivas. Si fue un viaje de campaña, agregó, "el comité de campaña habría aceptado una donación de dudosa legalidad que no fue declarada ante la Justicia".

A cuestionamientos similares también se presta el viaje a Ecuador, donde el presidente Rafael Correa pronosticó en público que la primera dama "muy probablemente" sería la futura presidenta de la Argentina. Ese viaje se realizó en un jet particular perteneciente a Eduardo Eurnekian, concesionario de un buen número de aeropuertos argentinos. Cuando tuvo que informar a la Justicia a raíz de la denuncia judicial efectuada en octubre último por Ricardo Gil Lavedra, Julio Strassera y Andrés D´ Alessio, el Gobierno no mencionó que se le hubiera alquilado el avión al empresario. Voceros de Aeropuertos Argentina 2000 respondieron a LA NACION que esa empresa no había prestado la aeronave y que en todos los casos "se alquila".

En el caso que nos ocupa, los eventuales desvíos parecen confundirse con posibles sustracciones si se tiene en cuenta que, durante los tres días de permanencia en Washington, de acuerdo con publicaciones periodísticas, el director de Ceremonial de la Presidencia habría gastado solamente en propinas la suma de 8570 dólares.

Desde los tiempos de la gestión de Carlos Menem, para los líderes peronistas parece no haber diferencia entre Estado, gobierno y partido cuando se trata de aprovechar los recursos públicos en beneficio del lema y los candidatos oficialistas.

Desviar fondos oficiales con finalidades proselitistas es tan grave como sustraerlos y coloca, además, en inferioridad de condiciones al resto de los partidos y candidatos que compiten. Por más que se trate de los viajes de la actual Presidenta, es de esperar que el juez a cargo de la investigación la lleve a cabo sin dilaciones y con profundidad, y que el fruto de su pesquisa, fuera cual fuere el resultado, no deje lugar a dudas.

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