Desigual

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Por Horacio Minotti, candidato a Legislador porteño de la U.C.R. en el Acuerdo Cívico y Social.

La lucha de los pueblos siempre es conmovedora. Las resistencias contra la dominación, la búsqueda de la libertad. ¿Quien no aprende maravillado sobre la gesta de Gandhi, o la resistencia francesa durante la segunda guerra mundial, la reconquista de Buenos Aires de la primera invasión inglesa, o la maravillosa Revolución del Parque?.

Estas son épocas mas complejas, donde el control y la dominación de las sociedades, se ejerce de otras maneras, apenas algo mas sutiles, aunque seguramente bastante mas eficaces. Como pocas veces en el último siglo y algo, ha revivido en la Argentina, una dicotomía muy similar a la que los radicales llamamos "la causa contra el régimen". El régimen hoy, encarnado por grandes sectores de la política que se lanzan a la búsqueda del poder por el poder mismo.

No debe asustarnos la palabra, el poder es el instrumento que nos da la política para transformar la sociedad, debemos ansiar el poder, como medio y con ese fin. El problema esta en los que se agotan en el medio, porque el medio es su fin, o peor, los que tienen como meta unicamente el enriquecimiento personal.

Y no me refiero solo al kirchnerismo autoritario, sino también, a la invasión de las reglas del dinero al sistema. Hasta hace unos años, salvo en algunos países, las reglas de la democracia servían para contrapesar, al menos parcialmente, los efectos nocivos del capitalismo de mercado voraz. Por eso convivían dos términos tan contradictorios en una misma frase: "democracia capitalista".

Hoy, las relgas del capitalismo rigen el sistema democrático, y aún sin detentar el poder del Estado, las grandes fortunas toman por asalto la política y la dominan con sus reglas. Me refiero por ejemplo a Francisco De Narváez, el otro peronismo, que asaltó la psiquis de la sociedad mediante el mensaje falaz y repetitivo por televisión, en base a la inversión de grandes sumas de dinero.

Debemos estar orgullosos, los que intentamos algo por cambiar ese status quo. Ganemos o no, por estamos solo frente a un primer escalón. Porque lidiamos con un contexto imposible. Porque las dos versiones del régimen contra el que batallamos, han volcado todos sus enormes recursos económicos para imponerse.

Cada voto que reciba el Acuerdo Cívico y Social es una victoria, cada punto porcentual del total de votantes que ponga la boleta de las manos enlazadas, es un triunfo extraordinario del tezón, de las buenas ideas, de la honestidad, de la búsqueda, de la militancia, de la inteligencia. Por el contrario, del otro lado, cada voto habrán sido mil dólares, o tres heladeras, o cincuenta chapas.

Así que sepamos que estamos ante una victoria segura, mas allá de los números finales y de como lo presente la prensa (a la postre, empresas privadas con fines lucrativos que implícita o explicitamente apoyan a quien signifique mayor negocio). Cada argentino que haya creído en nosotros es un conquista del intelecto y la constancia, libramos una lucha brutalmente desigual, con dignidad y entereza, y hasta el último minuto. No hay tampoco descanso para nosotros. Salga como salga el domingo el número definitivo, debemos comprender que sólo ha pasado una etapa de un proyecto mayor, superador, diferente, que debe encarrilar a la Argentina en un proceso de crecimiento real, con mas educación y menos spots, con mas salud y menos dengue, con trabajo y paz social. Y debemos comprender que somos hoy, la única opción que la política ofrece para ello.

Sepa el régimen que cada voto será un triunfo, y que el lunes cualquiera sea el resultado, estaremos nuevamente trabajando y preparando la próxima batalla, cada vez mas cerca del triunfo definitivo.

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