Cobos se enfrenta a una doble presión

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Tironeos de la Casa Rosada y de la UCR por su dictamen

La Nación – Con la renuncia de Martín Redrado, de un lado, y el rechazo del Gobierno a aceptarla, de otro, el vicepresidente Julio Cobos quedó encerrado en un laberinto del que anoche estudiaba cómo salir.

Cobos había llegado a Mendoza dispuesto a terminar la redacción de una serie de argumentos, a cuyos trazos gruesos tuvo acceso La Nacion, que conducían a la remoción del economista sin dejar de marcar cuestionamientos a la política económica oficial.

Con el correr de la tarde, la versión de que Redrado renunciaría pareció volver cierto su mejor pronóstico. La dimisión era la salida que más anhelaban cerca del vicepresidente. Le evitaba quedar apoyando al Gobierno si impulsaba la remoción del titular del Banco Central y no lo obligaba a reeditar un enfrentamiento con la Casa Rosada si es que se oponía a desplazarlo.

Pero la alegría duró un suspiro y el Gobierno decidió que todas las miradas políticas se posaran otra vez en la espalda del vicepresidente.

Encerrado en su casa de Mendoza, Cobos pidió que no le pasaran llamadas y no se perdió palabra de la conferencia de Redrado. Cuando terminó, ya al tanto de la decisión oficial de no aceptar la renuncia del economista, el vicepresidente empezó una ronda interminable de consultas telefónicas con asesores, personal del Senado y variados dirigentes políticos, que lo dejó otra vez entre la espada y la pared.

La dirigencia de la UCR se abroqueló en la postura de que ya no era necesario que la comisión se expidiera. "¡Si no le acepta la renuncia tiene que volver al Banco Central, es insólito!", dijo anoche a La Nacion el jefe del bloque de la UCR en Diputados, Oscar Aguad (Córdoba). Para él, el desplazamiento que trataba la comisión "se volvió totalmente abstracto porque Redrado renunció".

Una línea parecida mantuvo el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, pero agregó que sería "saludable" que de todos modos la comisión hiciera un informe con lo que se escuchó en las reuniones, aunque ya sin la necesidad de manifestarse por el sí o no de la remoción. Y el diputado y constitucionalista Ricardo Gil Lavedra añadió: "¿Qué sentido tiene aconsejar la remoción o no de alguien que ha manifestado su voluntad de renunciar?"

En el cobismo veían probable que se avanzara en la idea de emitir dictámenes argumentativos, sin necesidad de votar por la remoción o la continuidad de Redrado.

Los radicales creen que se debe acordar una posición con el opositor de la comisión especial, Alfonso Prat-Gay, con quien anoche hubo contactos. Se esperaba que hoy hablaran por teléfono Cobos y Prat-Gay.

Uno de las primeras llamadas que hizo Cobos fue al prosecretario parlamentario del Senado, José Canals, que le dijo que, a su entender, la renuncia de Redrado no eximía la comisión de emitir su veredicto.

Con todo eso en su cabeza, al cierre de esta edición Cobos evaluaba con su círculo íntimo qué postura tomar.

Antes de que la realidad le pasara por encima, el vicepresidente redactaba un dictamen en el que cuestionaba a Redrado por poner en riesgo la institucionalidad, le reprochaba haber llevado la pelea por permanecer como titular del Banco Central más allá de lo recomendable y le criticaba los aspectos de su gestión vinculados a la inflación y los índices del Indec.

Ayer por la tarde ésos eran los argumentos más fuertes que manejaba para recomendar la remoción de Redrado, según confiaron a La Nacion fuentes del cobismo y la UCR.

El mismo vicepresidente dio una pista de su posición final, cuando antes de dejar su despacho del Senado le dijo a la prensa que la comisión haría "una evaluación bastante profunda" de la gestión de Redrado, que excediera las acusaciones que le hizo la presidenta Cristina Kirchner cuando lo desplazó a través de un DNU. Un mensaje que probablemente el economista haya registrado. Quedaba claro que no tendría apoyo incondicional del vicepresidente.

Esa aclaración marca el límite entre el sí y el no a la remoción de Redrado, porque si bien Cobos defendía el rechazo del economista a usar las reservas del banco para cancelar deuda, tiene bastantes críticas sobre su gestión anterior.

Fuentes de su confianza indicaron que, en los argumentos que llegó a redactar, Cobos considera que Redrado puso en alerta a los fondos buitre, que llegaron a embargar las reservas que Redrado, según decía, intentaba proteger.

Los argumentos de Cobos también endilgan un aval tácito a los cuestionados índices de inflación del Indec, puestos en duda por todos los expertos privados, y una herramienta clave en la definición de las políticas del banco.

Si finalmente todo sigue igual a lo previsto por la comisión y el martes vuelven a reunirse, Cobos podría llevar esos argumentos por escrito. Primero agotará todas las vías para sacar su cuerpo de la trampa.

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