Certezas sobre las reservas del BCRA

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Por Juan Carlos Barboza

En relación con la nota publicada en este diario el domingo pasado, en la sección El columnista invitado, con el título Reservas: la contabilidad creativa , acerca del nivel y la composición de las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA), así como del modo en que son informadas, es oportuno hacer algunas precisiones que evidencian que dicha información se caracteriza por su veracidad y transparencia.

En primer lugar, el monto de las reservas internacionales del BCRA se informa diariamente a través de una Comunicación "C", disponible en el sitio de la entidad con un rezago de dos días hábiles. Los analistas económicos y los periodistas informados suelen recurrir a esta fuente, en funcionamiento desde 1991.

En relación con su balance, el BCRA no elige qué contabilizar bajo el rubro Reservas Internacionales, sino que tiene un mandato legal. Su Carta Orgánica establece que el rubro Reservas Internacionales del balance computa oro, divisas y activos externos en depósitos u otras operaciones a interés. Siguiendo los estándares internacionales, los títulos públicos han dejado de informarse como reservas.

Sin perjuicio de lo anterior, es de conocimiento que para proteger su política de intervención todos los bancos centrales guardan extremo celo sobre la composición por moneda de sus reservas y el nombre de los corresponsales donde aplica sus inversiones.

El BCRA cumple con las prácticas habituales en materia de divulgación y calidad de información sobre reservas. Su balance anual informa la composición de los pasivos y las cuentas de orden, como las operaciones a futuro. De manera semanal, se publican los estados resumidos de activos y pasivos.

La ley establece que el balance del BCRA debe contar con la opinión de auditores externos (actualmente KPMG), elevada al Poder Ejecutivo y al Congreso Nacional. Adicionalmente, establece un control externo a cargo de la Auditoría General de la Nación (AGN). A nivel internacional, el balance es auditado por el Banco de Pagos Internacionales (BIS, en inglés) y los datos de reservas y liquidez en moneda extranjera forman parte del sistema de diseminación de datos administrado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). En ninguno de estos tres niveles de auditoría y control externo se encontraron las objeciones mencionadas en la nota a la que aquí se responde.

La fortaleza de las reservas

Ante la crisis internacional, tanto gobiernos como bancos centrales accedieron a facilidades de liquidez a bajo costo a través de diversos programas (pases con la Reserva Federal, acuerdos con el FMI y otros organismos, facilidades con el BIS o con otros bancos centrales) para fortalecer sus reservas, minimizar su volatilidad y poder intervenir con fuerza en sus mercados domésticos.

El Gobierno ha cancelado los casi US$ 10.000 millones de deuda con el FMI, pero el BCRA mantiene líneas de facilidades de liquidez y operaciones de pases (repos) por montos sustancialmente menores que han permitido, al igual que a otros bancos centrales, administrar la flotación del tipo de cambio. Las operaciones con el BIS son calzadas con la madurez de los títulos emitidos por esa institución para morigerar su volatilidad de corto plazo. Esto es consistente con la política de inversión del BCRA que mantiene la gran parte de sus bonos hasta su terminación.

Del balance del BCRA surge que entre los pasivos en moneda extranjera más importantes se encuentran los encajes bancarios en dólares (aproximadamente U$S 5000 millones). Son los llamados "argendólares". El cumplimiento de esta obligación de los bancos comerciales siempre ha formado parte de las reservas desde que existe la publicación de series históricas, al igual que en todos los bancos centrales de la región.

La salvedad es que hoy no sólo la magnitud de los argendólares es menor que en el pasado sino más importante aún es que al ser menor el descalce por monedas, las reservas gozan de mayor estabilidad.

Hay flotación administrada desde hace rato. La convertibilidad vigente hasta 2002 fue reemplazada por un régimen cambiario de flotación administrada, por lo que la relación entre las reservas y los pasivos en pesos del BCRA no determina el tipo de cambio de equilibrio. Un error conceptual más grave es deducir de las reservas internacionales determinados pasivos en pesos (Lebacs) para ver cuál es la relación de cambio respecto al resto de los pasivos en pesos (base monetaria).

De todos modos, es importante el nivel de las reservas. Un régimen de flotación administrada para ser efectivo debe contrastar la oferta potencial de divisas (reservas) con la demanda potencial (el más amplio de los agregados monetarios en pesos del sector privado). En economías como la argentina hay que tener reservas abundantes para gerenciar la flotación.

Entre los pasivos contingentes en pesos se contabilizan las operaciones en el mercado de dólar futuro. Estas operaciones, registradas en cuentas de orden, sólo tienen impacto patrimonial por la diferencia de cotización entre el valor del dólar pactado y el de mercado.

Las diferencias se saldan diariamente, en pesos, y no existe por tanto la obligación de entrega física de dólares. Son pasivos en pesos, sin dudas, pero la posibilidad de que estos pesos sean demanda potencial de dólares es la misma por las que la base monetaria y otros agregados lo serían.

Los bancos tienen, además, a través de la normativa de Posición General de Cambios, límites regulatorios para transformar esa demanda potencial en dólares reales. Por lo tanto, ni los contratos en el mercado de futuro, ni las Lebacs, ni las Nobacs representan un riesgo para las reservas.

Contabilidad simple

Además, es importante destacar que no existen las reservas "propias" del BCRA. Las reservas (el principal componente del activo, pero no el único) se balancean con los pasivos (en pesos y en dólares). Por lo tanto, las reservas no constituyen el patrimonio del BCRA. Es contabilidad simple, sin adjetivos, conforme a la ley y las normas de registro.

En síntesis, la fortaleza del régimen cambiario de flotación administrada se manifiesta no solamente por el nivel de las reservas (absoluto y relativo a otras variables) sino por la adecuada administración y control de la monetización de la economía. La política de acumulación de reservas con esterilización monetaria llevada a cabo por el BCRA durante los últimos años es una prueba de ello.

Por último, la discusión no debe pasar por hacer errada álgebra creativa con el objetivo de tratar de descubrir presuntas debilidades. Hace más de un lustro que la convertibilidad fue reemplazada por el régimen de flotación administrada. Las reservas internacionales al cierre de la presente nota ascienden a US$ 46.331 millones (Comunicación C52517, del 8 de enero de 2008) y la fortaleza de las mismas no está exagerada.

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