Casi no hay datos del Indec sin manipular por la intervención

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Para los especialistas, esto impide tomar decisiones económicas.

La Nación.com – La decisión del Gobierno de haber intervenido el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), a comienzos del año pasado, dificulta o directamente impide tomar decisiones en el sector privado, porque existen cada vez menos datos certeros y creíbles sobre la realidad, según distintos especialistas.

La distorsión trascendió los índices de precios. Nadie duda de la existencia de la inflación ni de que crece la economía, ni de que aumenta la producción industrial ni de que los supermercados venden cada vez más. Pero la certeza sobre la magnitud de estos fenómenos es, por ahora, cosa del pasado.

El efecto dominó que produjo la manipulación de los índices de precios, de los cuales el más conocido es el del consumidor (IPC), alcanzó a las cifras sobre la evolución de la situación social, el consumo, la actividad, entre otras.

Todo comenzó a fines de 2006, con la manipulación del IPC. Y se agravó, luego, porque los índices de precios –se denunciaron también retoques en los precios mayoristas y en los costos de la construcción– son a su vez un insumo vital de otras estadísticas.

A saber: el producto bruto interno (PBI), el estimador mensual de la actividad económica (EMAE), las ventas de supermercados y shoppings, el valor de la canasta alimentaria y la canasta básica –con las cuales se determinan, a su vez, las líneas de indigencia y de pobreza–, todas las variables reales de la economía (el poder adquisitivo del salario y las jubilaciones, el costo de endeudamiento, la competitividad del tipo de cambio, por nombrar algunas) y todas las llamadas ratii, es decir, indicadores que surgen de dividir "algo" por el PBI: el porcentaje del superávit fiscal, el grado de apertura de la economía, el peso del gasto público, el consumo, la tasa de inversión, la presión tributaria, entre otros.

Efecto sobre la deuda

Economistas y técnicos del Indec coinciden en que el crecimiento real de la economía, que surge del PBI a precios constantes, está "inflado" porque una parte de ese indicador se calcula utilizando el índice de precios. Estimar la cifra correcta es muy complejo, pero existe consenso en que, aunque la diferencia existe, es, en la jerga económica, marginal. "En 2007 no sería muy significativo, no más de medio punto por debajo del dato oficial de crecimiento, del 8,7 por ciento", indica Ramiro Castiñeira, de Econométrica.

Una de las razones que trascendieron sobre la manipulación del IPC fue reducir los pagos de la deuda. Casi la mitad de la deuda pública se indexa por el coeficiente de estabilización de referencia (CER), equivalente a la inflación. Pero como el crecimiento económico está inflado, también aumentaron los pagos de la deuda por los cupones atados al PBI.

Según estimó Juan Pablo Vera, de Tavelli y Cía, por el crecimiento de 2007 se pagarán este año US$ 1395 millones, un 70% más que el año pasado. "Como la economía creció fuerte desde 2005, se generó un importante colchón para el pago de 2007 y para los próximos desembolsos", indicó Vera.

Castiñeira estimó que, como el crecimiento de 2007 se sobrestimó en medio punto, implicará pagar unos US$ 40 millones más por los cupones. El monto es ínfimo si se lo compara con el ahorro de alrededor de US$ 3800 millones anuales que el Gobierno logra si se supone que la diferencia entre la inflación real y la oficial es de 5 puntos.

Pero hay quienes creen que la distorsión es mayor. Un analista que sigue de cerca los datos de la industria dijo a La Nacion que se modificaron algunos resultados de la encuesta de productos industriales (EPI), que impacta en los datos de producción industrial, que, a su vez, afectan al EMAE (indicador de actividad económica relevado por el Indec). "Si la gente de cuentas nacionales ya recibe los insumos mal, aunque trabajan bien, el pescado ya está podrido. La sobrestimación del crecimiento debe estar entre el 0,5 y el 0,6 por ciento por el efecto precios, a lo que hay que sumar lo que provoca el resto de los malos insumos", explicó.

Más o menos pobres

Según el sociólogo Artemio López, otra consecuencia es que se tornó casi imposible decir con exactitud cuánta cantidad de gente hay en cada tramo de la pirámide social. "Ya no sabemos bien cómo estratificar. Yo armo la pirámide, pero no sé si esa pirámide refleja la realidad. Si tengo una canasta de 4000 pesos, la comparo con los ingresos y eso determina la cantidad de gente. Pero si la canasta está subvalorada, entra más gente de la que debiera", indicó.

Luciana Díaz Frers, analista del Centro para la Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), puntualizó otro efecto sobre las políticas sociales: "La subestimación de la inflación dificulta hacer una buena actualización de los planes sociales, y excluye a potenciales beneficiarios en los que las condiciones estén atadas a la línea de pobreza".

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