Boudou arrancó el plan de seducción a Wall Street
Se entregarán bonos impagos desde 2001 a cambio de otros con una quita superior al 65 por ciento. El ministro calificó de “buena marca” una aceptación del 60 por ciento.
Críticadigital.com.ar – Cuatro años y medio después del primer canje de la deuda pública en default, tras el cual Néstor Kirchner prometió que quienes no hubieran aceptado su quita se quedarían sin cobrar, el Gobierno anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley para darles otra oportunidad a esos acreedores. El ministro de Economía, Amado Boudou, adelantó que abrirá un nuevo canje para los denominados holdouts, que podrán entregar los títulos impagos desde fines de 2001 y recibir otros con un recorte de capital “mayor al 65%” pactado en 2005. Pese a esa aclaración y aún sin conocer los detalles, en la City festejaron a cuenta: los bonos en situación de pago regular subieron entre el 5% y el 7% y las acciones de los bancos –que compraron buena parte de los bonos en default a precio de remate y ahora embolsarán la diferencia– se dispararon un 10 por ciento.
Aunque evitó precisar la magnitud de la quita y los detalles de la oferta que les hará, Boudou confirmó que quienes acepten el nuevo trueque deberán aportar dinero en efectivo por un 10% del monto canjeado. Así, el Tesoro se alzará con al menos u$s 1.000 millones contantes y sonantes, con los cuales la banca internacional terminó de convencer a Kirchner de la conveniencia de la operación.
En una conferencia de prensa que ofreció al caer la noche, anunciada sorpresivamente a las tres y media de la tarde, el jefe del Palacio de Hacienda consideró que “una buena marca” sería que aceptaran el canje los tenedores del 60% de la deuda en cesación de pagos. Igual consideró esa adhesión como un “piso” y dijo aspirar a que todos se sumen. En 2005, la reestructuración ideada por Roberto Lavagna fue convalidada por un 76 por ciento.
Boudou negó que la oferta a los acreedores exija modificar el Presupuesto 2010, que ya prevé un ajuste en áreas sociales como Salud y un incremento del 8,5% en las partidas destinadas al pago de la deuda. Ante una consulta de Crítica de la Argentina, también adelantó que el plan buscará diferenciar a los bonistas chicos de los institucionales, como los bancos. A los primeros se les aplicará una quita mayor que a los segundos, pero no se les exigirá que aporten dinero en efectivo. La discriminación no será compulsiva: como en 2005, cualquiera podrá pedir el bono que prefiera a cambio de los suyos impagos.
Según la versión oficial, la operación permitirá acceder nuevamente al crédito externo y así financiar obras públicas y gasto que de otro modo deberían postergarse. Pero también forzará a reconocer nuevas deudas por unos u$s 20 mil millones, que se elevarán a 27 mil millones si se reconocen los intereses caídos desde 2005.
LA RUTA DE REGRESO. El proceso empieza hoy mismo y la apuesta oficial es tener lista la oferta en menos de un mes. Economía formalizará hoy su intención de pagar ante las autoridades bursátiles argentina, estadounidense, italiana y alemana, entre otras donde se estima que hay bonos de la deuda local. El lunes enviará al Congreso el proyecto para suspender por un año la aplicación de la “ley cerrojo”, que prohíbe la reapertura del canje y que Lavagna pidió en su momento para convencer a los acreedores de que no habría otra chance. Después Boudou irá al Parlamento a defender el proyecto oficial. Más adelante habrá un road show en Nueva York y otros centros financieros, para convencer a los acreedores extranjeros de que ésta sí será la última oportunidad para cobrar.
TOMA Y DACA. Boudou llamó por la tarde al jefe de la bancada K en Diputados, Agustín Rossi, para adelantarle que haría falta la venia parlamentaria. El oficialismo confía en lograrla fácilmente. “Con el Presupuesto no nos apoyó ni la centroizquierda y juntamos 137 votos sin ningún problema”, se ufanó ante este diario un operador de la Cámara baja.
Según dejaron trascender fuentes de la Casa Rosada, la oferta no será la que proponía inicialmente Boudou sino la que aceptó Néstor Kirchner, menos generosa con los bancos. De todos modos, el ex mandatario terminó por apoyar el plan del ministro para recomponer relaciones con el establishment financiero, al margen de la verba encendida con que ambos aclararon que no volverían a pedirle prestado.
GANADORES Y PERDEDORES. El plan será coordinado por los bancos Barclays, Deutsche y Citi, los mismos que gestionaban las colocaciones de deuda en los años 90.
Tendrán un mandato por el que ya se firmó una carta de intención. Según Boudou, no cobrarán comisión. Los que sí harán un negocio redondo son los bancos que compraron los bonos impagos a un promedio de 15 centavos por cada dólar de su precio original –en los últimos dos años– y que ahora embolsarán entre 32 y centavos. Los que perdieron son los prestamistas originales, que pusieron efectivo y luego debieron malvender los papeles.
PLATA EN MANO. El dinero en efectivo que aportarán los acreedores “rondará un 10% de los montos de deuda que sean canjeados”, dijo Boudou. Es decir, entre 1.000 y 2.000 millones. Dijo aspirar a que sea una tasa “de un dígito”.
Euforia en la City por el anuncio
Frente a la noticia de la reapertura del canje ayer se dispararon las acciones de bancos hasta un 10% y los subieron bonos un 2%. El entusiasmo inversor también alcanzó al riesgo país, que bajó 1,5% y llegó a 692 puntos. Los 14 papeles líderes de la Bolsa de Comercio subieron 2,31% y el Merval trepó hasta los 2.310 puntos por primera vez en el año. Las ganancias alcanzaron sus niveles máximos anuales con un 113,91%, y las mensuales quedaron positivas en 11,29%. Las alzas fueron impulsadas por acciones del sector bancario y petrolero.
Letra chica todavía en discusión
Mientras el Congreso debata la suspensión de la “ley cerrojo”, el Ministerio de Economía terminará de definir dos detalles clave de la oferta que se hará a los acreedores. Por un lado, si incluirá el controvertido cupón de pago atado a la evolución del PBI, que les rindió jugosos dividendos a los financistas en los últimos cuatros años. Por otro, si se reconocerán los intereses caídos entre 2005, lo cual engrosaría el monto a reconocer de 20 a 27 mil millones de dólares.
“La unidad PBI es un gran instrumento para la República y para los tenedores de papeles, porque permite que ambos disfruten de los frutos del crecimiento”, deslizó ayer en su conferencia de prensa Amado Boudou. En la City dieron por hecho que recibirán esos cupones quienes acepten el nuevo canje. Su atractivo es que pagan un monto en efectivo cada vez que el crecimiento de la economía supera el 3 por ciento. Es lo que ocurrió todos los años desde 2005.
El secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, rechazó confirmar si los intereses caídos entre 2001 y este año se reconocerán a los acreedores que acepten el trueque. Si eso ocurre, la quita se reduciría sensiblemente en términos de valor presente. También resta definir qué tasa se aplicará.
OPINIONES
Analizar si corresponde pagar
Eduardo Lucita (Economista del EDI- Economistas de Izquierda)
La Argentina está aprovechando una oportunidad. En el mundo hay una gran masa de dinero dando vueltas. En todos los países hay una fuerte afluencia de dólares: Brasil tuvo que poner un impuesto para frenar la apreciación del real; en la Argentina el Banco Central está comprando muchos dólares y, sin embargo, el peso bajó dos centavos. Es un buen momento, los prestamistas están predispuestos. Es una señal para que baje la tasa de interés que el resto del mundo le cobra a la Argentina. Porque mientras las tasas internacionales están por el suelo –Brasil y Uruguay pagan un 5%–, a la Argentina le cobran un 12 por ciento. Pero yo no soy partidario de pagar estas deudas. Hay que analizar qué corresponde pagar y qué ya se pagó.
Ahora viene lo más difícil
Jorge Todesca (Ex viceministro de Economía)
Reabrir el canje es positivo. Es un tema que la Argentina tenía pendiente. Pero el Gobierno dejó pasar mucho tiempo innecesariamente. Durante los cuatro años que pasaron desde el canje anterior no hubo condiciones económicas ni financieras que impidieran cerrar este capítulo, y sin embargo no se hizo. Es una medida que es bien recibida en los mercados. En el ámbito local los inversores ya descontaban que esto iba a suceder y se reflejó en el buen desempeño de los bonos y la baja en la salida de capitales. El mundo lo ve como el cierre de uno de los temas pendientes. El más fácil. Ahora queda negociar con el Club de París y normalizar las relaciones con el FMI, que son tareas mucho más importantes y más difíciles.
