Aulas sin educación sexual

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Por Claudia Guebel

Clarín – El Programa Nacional de Educación Sexual Integral -ley 26.150- cumplirá tres años tras haberse sancionado sin que las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires hayan podido, aún, hacer efectiva su reglamentación.

Atrás queda el compromiso que establece la ley de fijar un plazo máximo de 180 días para su progresiva implementación durante los próximos cuatro años. La casi unanimidad de criterio que prevaleció en ambas Cámaras del Congreso al momento de la votación no guarda relación con la displicencia ministerial para garantizar su observancia.

La ley establece que todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos educativos públicos y privados y en todas las jurisdicciones del país. ¿Por qué motivos nuestros niños y jóvenes se ven privados de una buena formación sexual en las escuelas porteñas?

Mientras el Ministerio de Educación analiza si convertir en obligatoria la formación docente, el recrudecimiento de las patologías sexuales, los embarazos precoces, no esperados, y muchas de las enfermedades de transmisión sexual como el VIH-Sida y la sífilis tienen que ser evitadas para terminar de una vez con el círculo perverso de la pobreza.

La Ciudad se encuentra en situación desventajosa respecto del resto de las provincias, con el agravante de que la administración Macri no hace cumplir la obligatoriedad de la capacitación docente y privatiza los servicios de formación y de dictado de las clases, admitiendo que el problema reside en que no se ejerce un adecuado monitoreo de lo que se enseña.

Los docentes se afligen porque en sus cursos hay jóvenes embarazadas que, en algunos casos, vuelven a reincidir. El 14,6% de los bebés nacidos vivos en Argentina son hijos de madres menores de 20 años y la mayoría de ellas proviene de hogares de bajos recursos económicos. Resulta paradójico que aunque los docentes tuvieran voluntad de dictar los cursos se vean impedido de hacerlo, porque no cuentan con el material pedagógico indicado, ni con la capacitación adecuada, ni el apoyo suficiente de parte de las autoridades.

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