Anunciar para no estimular

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La demora de ciertos ajustes hizo que el Gobierno no tenga a mano herramientas para alentar la economía

Eleconomista.com.ar – Para el ex ministro Martín Lousteau, el Gobierno comenzó a pensar en alguna estrategia para estimular la economía cuando se percató que la recaudación bajaba como consecuencia de la caída en el nivel de actividad. Ahí se dio cuenta de que el país no era inmune a la crisis y entendió que algo debía hacerse. La reacción fue una catarata de anuncios en los que siempre hubo un común denominador: el sector público saliendo al rescate del privado.

Las vías elegidas por el kirchnerismo fueron variadas: baja de impuestos, aumento del gasto público y facilidades para acceder al crédito (página 6). En el mundo la mayoría de los gobiernos se encuentra haciendo algo parecido (ver páginas 7 y 8). En general existe la sensación de que será el Estado el que lidere el proceso de recuperación en las economías y no el sector privado.

Otras alternativas

Sin embargo muchos creen que el poder de la política fiscal para reencauzar el nivel de actividad no tiene demasiado impacto. En la Argentina, por ejemplo, los recursos frescos volcados por el Estado para este año equivalen a 3 puntos del producto. Y el país es una de las economías que registrará uno de los superávit más altos, algo que manifiesta que el Estado no está dispuesto a inyectar tanto dinero como en otras partes. En Estados Unidos se calcula que el déficit fiscal este año llegará a 10 puntos del producto.

En general los economistas locales piensan que los paquetes que el Gobierno anunció no servirán demasiado. Según Orlando Ferreres no alcanzarán para salir de la recesión (página 13). Un informe de la consultora Finsoport indica que de acuerdo a lo ocurrido en los últimos quince años la desaceleración de la economía alcanzará su pico en el primer trimestre de 2009. Para Juan José Llach, ex viceministro de Economía, la ayuda de Gobierno no va al corazón del problema. “Habría sido mejor devaluar el tipo de cambio”.

Otra crítica que se hace es que el gasto en obras públicas no se traduce en un inmediato impulso para la economía como otro tipo de ayudas más directas que van al bolsillo de los consumidores porque las inversiones en infraestructura tardan más tiempo en madurar.

A destiempo

De todas formas las herramientas que muchos recomiendan utilizar en lugar de los paquetes que el Gobierno anunció, hoy son poco factible de ser utilizadas. Una de ellas es la que menciona Llach: la devaluación del tipo de cambio. “Es cierto que sólo sería posible si se acompañara con un acuerdo económicosocial”.

Otra alternativa sería una política fiscal todavía más expansiva de lo que ya es. ¿Pero con qué recursos? La Argentina es uno de los pocos países del mundo que paga los vencimientos de capital de su deuda con sus propios recursos. El Fondo Monetario tiene líneas de crédito disponibles para atender esa situación y el país podría acceder a un monto de más de U$S 14.000 millones por esa vía.

Lo cierto es que mientras en los países centrales, y varios emergentes, se trata de mejorar el poder adquisitivo de la gente a través de políticas fiscales, en la Argentina ocurre más bien al revés como por ejemplo sucede con el aumento de tarifas establecido a principios de año. El incremento en los precios de los servicios públicos es la consecuencia de que el Gobierno haya decidido un ajuste en el gasto bajando los subsidios tras un período de cinco años en el que las erogaciones tuvieron una fuerte suba.

En ese sentido la postergación de algunos ajustes por parte del Gobierno en el último tiempo ha derivado en que no pueda hoy utilizar ciertas herramientas para reactivar la economía de cara a la crisis.

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