Gil Lavedra denunció la existencia de políticas públicas orientadas a la corrupción
Buenos Aires, 9 de septiembre de 2007.
El único candidato a senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires surgido de elecciones internas (UCR), destacó la necesidad de revalorizar la acción del Congreso
El candidato a senador nacional de la Unión Cívica Radical por la Ciudad de Buenos Aires, Ricardo Gil Lavedra, manifestó hoy que “está a las claras que todos los episodios de corrupción que estamos viviendo no son casos aislados sino que son fruto de determinadas políticas publicas” entre las que mencionó la “concentración de poder sin control, que es corrupción aquí y en la China”.
Gil Lavedra, quien destacó que es el único candidato a senador por la Ciudad de Buenos Aires surgido de una elección interna, dijo que desde su banca trabajará para que “las mejoras económicas se traduzcan en un desarrollo sustentable” para lo cual “es muy importante que el Congreso vuelva a cumplir la tarea que la Constitución le asigna, que pueda controlar, que pueda legislar, porque hoy ni siquiera puede legislar”.
La boleta que promueve a Gil Lavedra (la clásica lista 3 de la UCR), lleva como candidato a presidente a Roberto Lavagna, de la Concertación UNA, de la que forma parte la UCR. Explicó el constitucionalista que esto ha sido “fruto de una laboriosa concertación de un programa. Hay un plan concreto de gobierno –dijo- que se ha elaborado minuciosamente desde los órganos de la UCR y los equipos de Lavagna”.
En declaraciones que formuló al programa “Sin saco y sin corbata”, que conduce el periodista Claudio Chiaruttini por radio América, Gil Lavedra destacó que los argentinos tienen “un muy fuerte desafío de tratar de implantar un gobierno más transparente” y que para esto “es necesario restablecer los organismos de control, el acceso a la información pública; que cualquier ciudadano pueda acceder a la información que está en poder del Estado, que no es del Estado sino del ciudadano”.
En ese sentido, el ex juez de la Cámara que condenó a las juntas militares de la dictadura que gobernó entre 1976 y 1983, puntualizó que el proyecto de ley que garantiza la libre información tuvo “una media sanción de diputados y luego se frustró en el Senado, en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la senadora Kirchner”. Consideró a ese proyecto “un elemento vital para la transparencia del accionar democrático”.
Al referirse a su condición de único candidato surgido de elecciones internas (de la UCR Capital), Gil Lavedra invitó a observar “lo que muestran los diarios de hoy (domingo): son negociaciones de último momento –dijo- en las que se tacha a fulano o a mengano, suben y bajan candidatos, en una especie de kermesse., de libro de pases, que están decididos de modo absolutamente
personalista”.
Gil Lavedra reconoció que la UCR “ha tenido una escasa representación en las últimas elecciones” pero señaló que “ha mantenido siempre ciertas tradiciones institucionales” y que ahora “pugna sobre todo por tratar de recrear este vinculo de representación con la gente”. En ese sentido dijo que “es imprescindible que haya organizaciones que puedan ofrecer políticas públicas que puedan representar y que puedan también ser responsables, porque cuando son personas sueltas las que asumen la representación uno no puede criticar a un partido por lo que se hizo o no se hizo. Las personas sueltas van emigrando en esta personalización de la política terrible que padecemos actualmente”.
Ricardo Gil Lavedra insistió en la importancia de la revalorización de los partidos políticos, de los que dijo que “deben saber adaptarse a nuevas necesidades y nuevas demandas” porque de lo contrario se mantendrá “el grado de organización institucional que tiene en este momento la Argentina, que es absolutamente deficitario”.
En otro orden de cosas el candidato de la UCR dijo que trabajará para que “haya un reparto equitativo de los ingresos fiscales entre nación y provincia”. Gil Lavedra consideró a esa situación como “un punto también vital para que cada uno de los estados provinciales pueda recuperar su autonomía y para el desarrollo de sus políticas públicas”.
Manifestó en ese sentido que “de una masa fiscal coparticipable de la cual la Nación tenía el 46% y las provincias el 54%, ahora la nación tiene el 70, porque no ha coparticipado ni el impuesto al cheque ni las retenciones que se producen a las exportaciones”.
Asumió entonces que entre los instrumentos a analizar para corregir esa situación “es razonable suponer que se pueda poner en debate si deben quedarse o no las retenciones o el impuesto al cheque” y “también por ejemplo la estructura fiscal, que es sumamente regresiva” dado que “hay impuestos que los terminan pagando los sectores de menores recursos, porque son masivos”.